IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL LAS ACACIAS

DOCTRINA I

sábado, 3 de abril de 2010

INDICE DE CONTENIDOS

I INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA


II SAGRADAS ESCRITURAS


III DIOS / PADRE


IV EL HOMBRE


V JESUCRISTO / DIOS HIJO

OBJETIVOS Y CONTENIDOS GENERALES DE LA MATERIA DOCTRINA

 OBJETIVOS:

1.- Conocer la importancia de la Doctrina y su relación con el diario vivir del creyente.

2.- Definir conceptualmente Doctrina, Dogma y Teología.

3.- Discutir y participar en base al conocimiento propio sobre la salvación de Dios

y su pacto hecho con el hombre.

4.- Estudiar e indagar sobre la existencia de Dios, su auto revelación y su Palabra

como medio revelador de su voluntad.

5.- Investigar y auto evaluar nuestro desarrollo como creyente en base a

Romanos 12:1-4.

6.- Aprender como investigar doctrinas.

7.- Aprender y desarrollar conocimiento sobre las diferentes fuentes de doctrinas.

8.- Realizar un patrón de estudio doctrinal.


CONTENIDOS

• Objetivos de la Doctrina.

• Doctrina y Teología Evangélica. Posibilidades y límites de la Doctrina y la Teología Evangélica. Doctrina Histórica y Doctrina Moralista Evangélica.

• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Salvación y Pacto.

• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Un sistema para salvar. La Historia.

• El hombre formado por Jesús. Estudio de Romanos 12:1-4.

• Significado y sentido de Doctrina. Dogma. Relación entre la Doctrina y la Teología. El propósito de la Doctrina. La necesidad de una sana Doctrina en la vida del creyente. Un modelo para estudiar doctrinas.

• Las fuentes de doctrinas: las Sagradas Escrituras, las tradiciones, otros escritos y libros, doctrinas de hombres, la sociedad y la cultura.

• El patrón Doctrinal.

• Articulado de la iglesia con respecto a la doctrina.

I INTRODUCCION A LA DOCTRINA

OBJETIVOS:


1.- Conocer la importancia de la Doctrina y su relación con el diario vivir del creyente.

2.- Definir conceptualmente Doctrina, Dogma y Teología.

3.- Discutir y participar en base al conocimiento propio sobre la salvación de Dios

y su pacto hecho con el hombre.

4.- Estudiar e indagar sobre la existencia de Dios, su auto revelación y su Palabra

como medio revelador de su voluntad.

5.- Investigar y auto evaluar nuestro desarrollo como creyente en base a

Romanos 12:1-4.

6.- Aprender como investigar doctrinas.

7.- Aprender y desarrollar conocimiento sobre las diferentes fuentes de doctrinas.

8.- Realizar un patrón de estudio doctrinal.



CONTENIDOS


• Objetivos de la Doctrina.

• Doctrina y Teología Evangélica. Posibilidades y límites de la Doctrina y la Teología Evangélica. Doctrina Histórica y Doctrina Moralista Evangélica.

• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Salvación y Pacto.

• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Un sistema para salvar. La Historia.

• El hombre formado por Jesús. Estudio de Romanos 12:1-4.

• Significado y sentido de Doctrina. Dogma. Relación entre la Doctrina y la Teología. El propósito de la Doctrina. La necesidad de una sana Doctrina en la vida del creyente. Un modelo para estudiar doctrinas.

• Las fuentes de doctrinas: las Sagradas Escrituras, las tradiciones, otros escritos y libros, doctrinas de hombres, la sociedad y la cultura.

• El patrón Doctrinal.

• Articulado de la iglesia con respecto a la doctrina.



Objetivo 1.- Conocer la importancia de la Doctrina y su relación con el diario vivir del creyente.



1.- Objetivo de la Doctrina

1.1 Todo en la vida tiene un fin, un objeto, inclusive la Teología y la Doctrina. La doctrina en sí misma mantiene tres objetivos a lograr en la vida del creyente que profesa una doctrina.

El primero consiste en aclarar la dirección en la vida, esto es, toda decisión y todo rumbo que en nuestra vida tomemos, se fundamenta en aquellos principios doctrinales que expresamos y profesamos. Nuestras decisiones deben estar condicionadas a nuestros criterios doctrinales, pues estos son principios espirituales e integrales que tratan de darnos rumbo en lo que a espiritualidad se refiere.

1.2 El segundo objetivo es ofrecer al creyente un significado de la vida. El hecho de conocer a fondo lo que creemos y por lo que creemos, produce en nuestra vida firmeza en el alma y en el espíritu. El ser humano necesita saber que su vida tiene un significado, un valor, necesita saber que trasciende y alcanza niveles que muchas veces nos parece imposibles lograr. Como seres humanos necesitamos saber cuál es el objetivo de Dios para nuestras vidas, que propósitos eternos tiene para nuestro ser y cómo han de cumplirse tales objetivos. La doctrina, nos revela a través de las Escrituras, quiénes somos, de donde venimos y hacia donde vamos. El conocer el significado de la vida a través de las doctrinas de las Escrituras, produce en nuestro corazón y pensamiento una mejor calidad de vida.

1.3 Por último, la Doctrina tiene como objeto hacernos entender la importancia de ser discípulos de Cristo Jesús. A través de las doctrinas que estudiamos, logramos profundizar nuestro entendimiento sobre lo que significa ser discípulo de Cristo. La doctrina nos lleva a comprender los sentidos más profundos de ser creyente, discípulo, hermano, sacerdote, embajador de Jesús. Por esa razón cuando estudiamos la doctrina enseñada por Jesús en el Sermón del Monte (por ejemplo); esa enseñanza nos confronta en pleno, pues nos demanda cambios radicales en cuanto a nuestra forma de pensar, decir y accionar las cosas. Nos exige actitudes y respuestas que solamente un individuo arrepentido y converso de corazón puede esforzarse para lograr. Pero para ello, es necesario aceptar su importancia para nuestra vida.



Objetivo 2.- Definir conceptualmente Doctrina, Dogma y Teología Evangélica.



2.1 Doctrina y Teología Evangélica. Posibilidades y límites de la Doctrina y la Teología Evangélica.

El conocimiento teológico y doctrinal es posible porque Dios ha hablado, Hebreos 1:1 y s.s. y ha obrado en la Historia de los hombres. El conocimiento teológico y doctrinal es posible porque el hombre ha sido creado de tal manera que puede conocer verdaderamente, aunque no completamente. La expresión intelectual de la verdad es la meta de la investigación doctrinal y teológica, pero ahora sólo conocemos en parte en espera del día cuando conoceremos como somos conocidos por Dios 1 de Corintios 13:12. Por ello, aparte de las posibilidades que nos ofrecen la doctrina y la teología, también existen límites. Estos son:

• Nuestro entendimiento finito, no podemos saberlo todo (Job 11: 7, Romanos 11:33)

• El estado imperfecto de las otras ciencias como las naturales, filosóficas y morales.

• Lo inadecuado del lenguaje humano.

• Lo incompleto de nuestro conocimiento de las Escrituras.

• El silencio de la revelación bíblica sobre ciertos temas.

• La falta de discernimiento espiritual.

Es imposible alcanzar el conocimiento de Dios solamente por medio del intelecto, para saber de las cosas divinas, el corazón debe acompañar a la inteligencia. La doctrina y teología pues, nos hacen modestos, nos invitan a la humildad.

2.2 y 2.3. Doctrinas histórico y moralista evangélicas

La Doctrina y la Teología Evangélica, llamada también Doctrina y Teología Reformada (por recoger los grandes principios de la Reforma del siglo XVI), es una enseñanza contrapuesta totalmente a otros movimientos como el Católico Romano, el racionalismo, el sentimentalismo, el moralismo y así, otras corrientes de pensamiento humano, elaboradas durante la Historia de la humanidad.

La característica fundamental de la Doctrina y Teología Evangélica, es su voluntad de prestar gozosamente obediencia a la autoridad soberana de Dios tal como ésta se expresa en su revelación, registrada hoy en los libros canónicos de la Escritura Hebreo Cristiana. Esta Escritura es la fuente, la norma y la regla infalible de fe para todo aquel que profesa ser cristiano, pues en ella se encuentra la revelación objetiva de Dios, centrada en la obra redentora de Jesús.

Por consiguiente, la primera tarea de la Doctrina y Teología Evangélica es escuchar la voz de Dios por el Espíritu y por medio de la Palabra escrita llegada hasta nosotros. Luego, se trata de emplear todos los recursos de nuestra personalidad regenerada por Cristo, la mente iluminada, los sentimientos y las emociones reorientadas y la conciencia limpia de obras muertas, Hebreos 9:14, con el fin de presentar esta verdad divinamente garantizada, por haber sido divinamente revelada de manera sistemática. En esta labor, no olvidaremos las lecciones valiosas de nuestra experiencia, tanto históricas como personales, ni descuidaremos tampoco las herramientas del intelecto, las emociones y los impulsos básicos de nuestra naturaleza humana, pero por encima de todo esto, y sirviendo de norma suprema, se halla la luz de Dios.

La Doctrina y la Teología Evangélica por lo tanto, son para nosotros la explicación de la Palabra revelada y vivencia de esta misma Palabra. Es una tarea bíblica la nuestra. Así, nos vinculamos a la gran doctrina reformada de la Sola Scriptura, y aún más; seguimos en la línea de los apóstoles y del Señor mismo cuando aclaraba toda cuestión con la frase contundente: “está escrito”. Esto bastaba para él y es suficiente para nosotros.



Objetivo 3.- Discutir y participar en base al conocimiento propio sobre la salvación de Dios y su pacto con el hombre.



3.1. Salvación y Pacto, uno de los grandes temas de las doctrinas teológicas.

Los grandes temas de las doctrinas teológicas no son otros que los grandes temas de la revelación bíblica. El tema central es la cruz de Cristo, punto focal de toda teología y doctrina, y a partir de ella, fluyen todas las demás realidades divinas. Como lo expresó una vez Lutero: “La teología de la cruz es la teología de la luz”.

El mensaje central de la Biblia es el Pacto de Dios con los hombres. A partir de este concepto del Pacto hallamos el hilo conductor de toda la historia de la salvación, la cual toma en ambos Testamentos tres aspectos fundamentales, que son:

• Existe un dador de la salvación.

• Existe un camino de la salvación y

• Existen los herederos de la salvación.

Esto mismo podemos expresarlo de otra manera, en términos de Pacto, así:

• Hay un mediador del Pacto.

• Las bases del Pacto están establecidas; y

• Hay un pueblo del Pacto.

Dios mismo es el Salvador de su pueblo; es él quien confirma su Pacto misericordioso. El Mediador del Pacto, el Dador de la salvación, es Jesucristo, el Hijo de Dios. El camino de la salvación, las bases del Pacto, lo constituye la gracia de Dios que demanda de su pueblo una respuesta de fe y de obediencia. Los herederos de la salvación, el pueblo del Pacto, son el Israel de Dios y la Iglesia de Dios.

El mensaje central de la Escritura, lo que le da su unidad básica y maravillosa, es el fruto de la voluntad salvadora de Dios trino: el Padre que llama a la salvación a los hombres; el Hijo que efectúa dicha salvación y el Espíritu Santo que la aplica, haciéndola fructificar para santificación 1 de Pedro 1:2.



Objetivo 4.- Estudiar e indagar sobre la existencia de Dios, su auto-revelación y su Palabra



4.1. Los grandes temas de las doctrinas teológicas: a) Un sistema para salvar

Los grandes temas de las doctrinas teológicas constituyen un sistema organizado para ayudarnos a entender la salvación de Dios, en este sistema los temas son los siguientes:

• Hay un Dios que es hacedor y legislador de todo lo que existe. (La existencia de Dios).

• Dios se ha revelado al hombre por medio de su Palabra, la Escritura como revelación de Dios.

• Dios es un ser personal, puesto que en su naturaleza lo revela, en sus decretos y sus obras.

• El hombre es creación de Dios, mantiene semejanza original con Dios y al pecar viene su consiguiente depravación.

• La redención por medio de la obra de Cristo y por el Espíritu Santo, es directa al hombre pecador.

• Tanto Jesús como su Espíritu, fundan la Iglesia y conforman su naturaleza.

• El final del estado presente de las cosas, ha de ser consumado en el Hijo y el cumplimiento total de su Palabra.

4.2. Los grandes temas de las doctrinas teológicas: b) La Historia

Cuando consideramos el camino de la reflexión doctrinal y teológica a través de la Historia, nos percatamos de que ha seguido lógicamente el mismo sistema de estudio sistemático de las doctrinas. Para profundizar en las grandes verdades de la revelación divina, haciendo frente, al mismo tiempo a los errores que se le oponían. Estas son:

• SIGLO I: La Apologética o defensa de la fe, para armonizar las exigencias del conocimiento intelectual con el Evangelio.

• SIGLO III – IV: La naturaleza de Dios, un Dios en tres personas, la Trinidad, disputas teológicas sobre su naturaleza, tales como el Monaquismo, Arrianismo y Macedonianismo.

• SIGLO V: Controversias antropológicas, el hombre como cuerpo, alma y espíritu, Agustín contra Pelagio.

• SIGLO V – VII: Controversias Cristológicas, Jesús verdadero Dios y hombre, posiciones como el Apolinarismo, Nestorianismo, Eutiquianos y Monofisitismo.

• SIGLO XI – XVI: Controversias soteriológicas, la salvación, la expiación y la justificación por la fe.

• SIGLO XVI: Controversias eclesiológicas, la autoridad de las Escrituras.

• SIGLO XVII – XX: La autoridad divina y los fundamentos de la fe controversias con el Racionalismo, el Romanticismo y el Existencialismo. El Milenio de Jesús. Controversias con el Amilenialismo, Premilenialismo, Postmilenialismo y el Dispensacionalismo. Las realidades seculares.



Objetivo 5.- Investigar y autoevaluar nuestro desarrollo como creyente en base a Romanos 12:1-4.



5.1. El hombre formado por Jesús. Romanos 12:1-4.

Ante todo lo planteado, nos preguntamos ¿qué debemos hacer? Cuando estudiamos Doctrina, nos estamos disponiendo a ser transformados por la Palabra de Dios revelada. Nos estamos colocando en las manos de Jesús, para que nos forme y nos moldee conforme a su voluntad y de una forma íntegra. El hecho está en que la Doctrina, no solamente nos dice que es bíblico y que no (siempre y cuando ésta se encuentra establecida en la Palabra), sino que fundamenta principios claros de la fe. Principios sobre los cuales el que profesa ser creyente en Jesús, ha de caminar. Cuando leemos esta porción de Romanos, el Apóstol Pablo nos invita a dicha transformación. Pablo nos indica que es nuestro deber, hacer acto de presencia ante nuestro Creador íntegramente, esto es en cuerpo, alma y espíritu. Esto es, perfecta consonancia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Sí, debemos presentarnos ante Él, en actos de sacrificio y muerte en vida, pues debemos doblegar nuestra voluntad para realizar la del Padre. Actos cotidianos en donde se debe mostrar y vivenciar la santidad y el deseo de agradar al Padre, lo cual es nuestra forma de adorar concientemente al Dios Celestial.

Además, Pablo nos insta a que en el desarrollo de nuestro sacrificio cotidiano para hacer la voluntad del Padre, debemos estar dispuestos a ser transformados por completo, dejando que su Espíritu renueve nuestro entendimiento, muchas veces tendremos que cambiar de parecer y de criterio. Es un desarrollo, en donde en la medida en que avanzamos, más conocemos la perfecta y buena voluntad de Dios para nuestra vida. No solamente la conocemos, sino que la comprobamos para que no nos quede la menor duda.

Este desarrollo de estudio doctrinal, esta entrega a Su voluntad, producirá en nosotros un claro entendimiento sobre quienes somos, sin desprestigiar a nadie ni menospreciar a otros. Bajo esta humildad en su desarrollo, se acaban los sentimientos de superioridad y los de inferioridad, simplemente creemos que somos lo que somos en Cristo Jesús, ni más ni menos. Conforme a la medida de fe en cada uno. Es un caminar, en donde Cristo nos va formando.

5.2. Auto evaluación crítica ética, moral, espiritual y doctrinal

La edad promedio de mayoría de edad en el hombre es cerca de treinta años, si consideramos que muchos llegan a los pies de Cristo pasados después de llegar a los treinta, es necesario pensar en todo el bagaje que traemos al llegar a sus pies e independientemente de la edad en que nos encontramos con Jesús, es necesario que nos evaluemos ante Él moral, espiritual y doctrinalmente, pues muchas de las cosas que hemos practicado en el mundo, muchas de nuestras creencias y formas de ver el mundo, no están acordes a lo que realmente es y desea para nosotros. Necesitamos chequear lo que creemos y por qué lo creemos, necesitamos evaluar nuestros principios morales, para saber si están de acuerdo a los principios morales dados por Dios. Toda esta evaluación siempre a la luz de su Palabra revelada.

5.3. Nuestra actitud ante nuestro patrón viejo de doctrina

Muchas veces tenemos actitudes deportivas en cuanto a nuestra “ética propia” que realmente no es ética, simplemente son principios a conveniencia. No nos percatamos de todas aquellas mañas aprendidas, patrones copiados de familias y personajes importantes, doctrinas por las cuales hemos caminado, falsa moralidad e inclusive, la profunda mezcla sociocultural que cada uno de nosotros cargamos. Pues así, llegamos a los pies de la cruz, con ansias de ser transformados. Y cuando Jesús comienza a obrar en nuestras vidas, comienzan los conflictos internos entre la carne y el espíritu, entre lo que se debe hacer y lo que no, pero quiero hacerlo. Situaciones y circunstancias profundas e internas que están en nosotros y es necesaria la evaluación, para poder saber que debo dejar transformar en mí. (Romanos 7:14-25)

5.4. El ejemplo de Pablo. Gálatas

Cuando indagamos sobre la vida del Apóstol Pablo, ¿qué encontramos? Al abordar las Escrituras en Gálatas 1.11-24; Hechos 22:3; Hechos 23.6; Hechos 24:14 y Hechos 26:4-5, encontramos a un Pablo que tuvo la necesidad de auto evaluarse en todos los sentidos, pues la realidad de Cristo, era otra cosa completamente diferente a lo que él había profesado durante 30 años aproximadamente. Un Pablo que era conocedor de la ley, fariseo, religioso judaísta, celoso de las tradiciones e instruido por un gran maestro “Gamaliel”. Un hombre común y cualquiera con sus patrones, su cultura, su integridad, pero que necesitaba un cambio radical.

5.5. Nuestra actitud, 1 Tesalonicenses 5:21-22

¿Qué debemos hacer nosotros? El mismo Pablo nos lo dice en Tesalonicenses 5:21-22, “Examinadlo todo; retened lo bueno, absteneos de toda especie de mal”. Al evaluarnos encontraremos doctrinas, creencias, patrones, mapas conceptuales y un sin fin de situaciones, ante las cuales debemos preguntarnos qué hacer. Si son buenas y agradables para Dios, entonces las retenemos, si no, debemos desecharlas y abstenernos de ellas.

5.6. Isaías 45:9 y Romanos 9:20

Esto no lo hacemos solos, ni mucho menos lo procuramos. Es la obra de Jesús en nuestra vida que comienza a llevarnos por el camino de la salvación y de la corrección. Es entregarnos en las manos de Aquél que nos formó, para que continúe su obra. Pues somos como barro en sus manos. Él es el alfarero y sabrá que hacer en nuestra vida y cómo hacerlo, aunque muchas veces somos barro indolente e irreverente, que no queremos que el alfarero haga su voluntad en nuestra vida, así como se nos expresa en Isaías y Romanos.



Objetivo 6.- Aprender cómo investigar doctrinas



6.1. Significado y sentido de Doctrina. Doctrina.

La Doctrina es enseñanza, opiniones, ciencia y sabiduría. La Doctrina es un sistema de creencias, basada en dogmas. Son enseñanzas que se establecen en nuestra vida como principios y normas del vivir. Son enseñanzas que se dan para instruir a alguien. También es un conjunto de opiniones de una escuela literaria, jurídica o filosófica, o de una determinada religión o secta. Por ejemplo: Creer que la salvación no se pierde, creer en las manifestaciones del Espíritu Santo, etc. Son doctrinas.

6.2. Dogma

El dogma, es el fundamento de una doctrina, una verdad establecida, revelada en la Escritura, convertido a través de la Historia en credo, es una afirmación. Dogma es un punto fundamental de creencias religiosas o filosóficas. Ejemplo: La salvación, la persona del Espíritu Santo, Jesús Hijo de Dios, etc. Son dogmas.

6.3. Relación entre la Doctrina y la Teología

Para entender la estrecha relación entre Doctrina y Teología, es necesario definir qué es Teología. La Teología es la ciencia de Dios. Decimos de Dios, porque de Él procede, y sin su iniciativa de darse a conocer, no podría haber Teología en el sentido estricto del vocablo. También decimos de Dios, porque es una ciencia cuyo objeto de conocimiento es la Divinidad: su existencia, su carácter, sus propósitos para con el universo creado, para con sus criaturas, para con sus redimidos y para con la Historia.

La Teología no solamente se ocupa de Dios, sino de aquellas relaciones entre Dios y el universo que nos llevan a hablar de creación, providencia y redención. La Teología no crea sino que descubre los hechos ya existentes y sus relaciones mutuas, tratando de mostrar su unidad y su armonía en las diferentes partes de un sistema orgánico de verdad.

Esto nos conduce a la Doctrina, puesto que para conocer las doctrinas y sus fundamentos dogmáticos, es necesario indagar teológicamente en las Escrituras, pues la base metodológica e investigativa de la Doctrina proviene de la Teología como ciencia.

6.4. El propósito de la Doctrina

El propósito de la doctrina bíblica lo encontramos en tres citas claves en el Nuevo Testamento, 2 de Timoteo 3:16, 2 de Timoteo 4:3 y Tito 2:1. En 2 de Timoteo 3:16, encontramos que Pablo el Apóstol nos dice que la Palabra de Dios tiene una utilidad, un uso adecuado, el cual tiene cuatro intenciones. Estas intenciones son claramente planteadas. La Palabra doctrinal es dada para enseñar, corregir, redargüir e instruir en justicia. La Palabra está dada para enseñarnos la verdad y guardarla en nuestro corazón. Es dada para corregir nuestros errores mentales y espirituales. Fue dada para redargüir en nuestra integridad el mal que tenemos y para instruirnos con normas de vida adecuadas a la justicia de Dios, no a la nuestra. Dentro de este propósito de la Doctrina, encontramos que para cumplir tal proceso de enseñanza divino, debemos pasar por un colador vivencial de la Palabra, lo que Pablo llama en 2 de Timoteo 4:3, “sufrir la sana doctrina”, o sea, desear hacer realidad su Palabra en nuestra vida. Pues siempre nuestra voluntad se encontrará no dispuesta para hacerlo, sobre todo, con aquellas enseñanzas que nos confrontan con nuestras realidades y principios del viejo hombre. Pablo nos insta a que tratemos con esfuerzo en vivir conforme a la voluntad expresada del Padre, sin alterar su verdad a nuestra conveniencia.

Por último, Pablo en Tito 2:1, nos muestra el producto del proceso del propósito doctrinal, Si nos sometemos a su voluntad y aprendemos de Él, entonces como producto y fruto final, ha de ser que todo lo que hablemos y hagamos debe ser conforme o de acuerdo a lo que el Padre dice que debe ser, puesto que hemos conocido de Él los errores que existen y como debemos evitarlos. Él nos ha dado su autoridad proporcionalmente al conocimiento de su voluntad y aplicación de la misma. Encontramos en el desarrollo del propósito doctrinal, además, un desarrollo de nuestro carácter íntegro ante Dios, expresando su voluntad con acciones vivenciales.

6.5. La necesidad de una sana Doctrina en la vida del creyente

En el Nuevo Testamento, en 2 de Timoteo 2:15, Pablo nos expresa cuán necesario es conocer y vivir sobre bases doctrinales bíblicas. Se nos indica que todos los que profesamos ser seguidores de Cristo, debemos esforzarnos con deseo, presentarnos ante Dios con nuestras credenciales de cristiano en regla (o sea, nuestro testimonio), pues nuestra manera de obrar debe estar acorde con lo que conocemos de Su voluntad conocida y revelada en las Escrituras, para no pasar vergüenza ante la presencia del Creador, por no usar las herramientas Escriturales adecuadas en nuestra vida, sino más bien haberlas desechado e ignorado.

6.6. Un modelo para estudiar doctrinas

En el libro de Hechos 17:11, encontramos a los hermanos de Berea, los cuales actuaron ante la predicación de Pablo sabiamente. Realizaron ciertas acciones, que nos enseñan a cómo estudiar y evaluar doctrinas, sean estas bíblicas o no. En primer lugar, los habitantes de Berea que recibieron la enseñanza de Pablo, lo hicieron con empatía, o sea, con aceptación, con aprobación para escuchar con detenimiento. En segundo lugar, ellos recibieron la enseñanza con “solicitud”, esto es con deseo e interés de conocer lo que se está enseñando. En tercer lugar, los habitantes de Berea, luego de escuchar la enseñanza de Pablo, se fueron a sus hogares a indagar, a escudriñar y comparar lo que Pablo decía en relación con la Escritura, buscaron para ver si conseguían algún error o confusión. Por últimos los Bereanos, verificaron y confirmaron que las enseñanzas traídas por Pablo sobre el Evangelio y el Reino de Dios, estaban ajustadas a la enseñanza de la Torah, por consiguiente, creyeron.

Estos cuatro pasos deben ser practicados por nosotros ante las doctrinas que se nos presentan, sean estas genuinas o falsas:

• Debemos recibir con empatía.

• Debemos poner interés en lo que se nos dice.

• Debemos indagar si es verdad o falso; y

• Debemos verificar para confirmar lo que es verdad.



Objetivo 7.- Aprender y desarrollar conocimiento sobre las diferentes fuentes de doctrinas.



Cuando hablamos de doctrinas y enseñanzas, debemos entender que no todas las doctrinas que escuchamos, provienen de las Escrituras, inclusive muchas de ellas aparentan salir de los Escritos y no es así. Existen otras fuentes, otros manantiales de donde provienen doctrinas, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:

7.1. Las Sagradas Escrituras, los Cristianos, los Católicos, los Judíos, los Masones, los Mormones, los Testigos de Jehová, los Santeros, los Quaquerianos y otros, mantienen doctrinas que toman de las Escrituras, pero esto no es aval para creer que son doctrinas netamente cristianas, por el hecho de tomarlas de allí.

7.2. Las tradiciones, éstas son fuentes de doctrinas basadas en los criterios sociales y culturales de la humanidad, algunos grupos religiosos basan sus sistemas de enseñanzas en la tradición, como los Católicos, los Adventistas, etc.

7.3. Otros escritos o libros, entre los cuales están la Atalaya, la Torre del Vigía, Despertar, la Perla de Gran Precio, el Santo Misal, textos de Metafísica, libros de Gnosticismo, los Evangelios Dorados, etc.

7.4. Hombres, muchas doctrinas falsas fluyeron de hombres de importancia para la humanidad, entre los cuales encontramos a Buda, Confucio, Mahoma, Ghandi, Charles Darwin, Lenin, Carlos Marx. Otros no tan prominentes como Conny Méndez, Joseph Smit, Dalahi Lama, Sai Baba, Mary Baker Hedí, Carlos Russell, entre otros.

7.5. Por último encontramos la sociedad y la cultura como fuente de doctrinas, tales como el machismo, la pantallería, el amiguismo, el compadrazgo, el copismo, el facilismo, el clientelismo, el individualismo, el comodísmo. Inclusive fuentes políticas y gubernamentales como el marxismo, el nacionalismo, el socialismo, el capitalismo, el comunismo y otras provenientes de sistemas filosóficos como el existencialismo, el materialismo, el relativismo, el modernismo, etc.



Objetivo 8.- Realizar un patrón de estudio doctrinal.



Para concluir, es necesario que todo creyente en Cristo, mantenga un sistema de pensamiento doctrinal organizado, que abarque los grandes dogmas establecidos como temas de estudio y de comprensión teológica y, sobre estos temas, desglosar las doctrinas provenientes de las Sagradas Escrituras que debemos expresar en nuestra fe Cristiana. Este patrón doctrinal a estudiar a fondo, incluye los siguientes dogmas cristianos:

• Doctrina.

• Las Sagradas Escrituras.

• Dios.

• El hombre.

• Jesús, el Hijo de Dios.

• El Espíritu Santo.

• La Iglesia.

• Las Doctrinas de la Gracia de Dios.

• La Escatología.



ASIGNACIÓN PERMANENTE:



• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de la Doctrina?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca de la doctrina y su enseñanza?



BIBLIOGRAFÍA



Introducción a la Teología, Autor: José Grau, Editorial CLIE, Curso de Formación Teológica Evangélica Tomo I.

II SAGRADAS ESCRITURAS

OBJETIVOS



1.- Sentar bases sobre la voluntad de Dios para nuestra vida.

2.- Conocer la voluntad divina y su importancia para la vida en base a las Escrituras.

3.- Estudiar el significado de la inspiración y de la revelación y su relación con las Sagradas Escrituras.

4.- Definir revelación general y revelación especial: conceptos, elementos, sentidos, significados, ¿cómo obran?

5.- Compartir sobre la manera en que las Escrituras influyen en la vida del creyente.

6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la Iglesia en

relación a la autoridad de la Escritura.



CONTENIDOS



• La Biblia, Palabra de Dios. Dios ha hablado y ha hablado para salvar. Las Escrituras son verdad de Dios. La postura bíblico-histórica.

• Introducción a las Sagradas Escrituras como medio revelador de Dios: expresan su pensamiento, su obra, su voluntad, Jesús como la Palabra hecha carne (el Verbo), la obligatoriedad del estudio de las Escrituras y la consideración de ellas como únicas.

• Evidencias: dice y demuestra ser Palabra de Dios. La inspiración de las Escrituras según Pedro y Pablo. La opinión de Jesús sobre ellas. Autoridad y canonicidad de las Escrituras. El cánon bíblico. Las Escrituras y los apócrifos. El Cánon Judío

• Significado de revelación general y revelación especial. Las formas de la revelación, los instrumentos de la revelación: los testigos y la tradición apostólica..

• El marco de influencia de las Sagradas Escrituras.

• Planteamientos doctrinales de la iglesia en relación a la autoridad de las Escrituras.



Objetivo 1.- Sentar bases sobre la voluntad de Dios.



1.1. La Biblia, Palabra De Dios.

Dios ha hablado y ha obrado para salvar.

Dios ha hablado. Y es a partir de esta Palabra divina que nos sentimos interpelados por Dios. La Biblia, como comprobaremos, no es, pues, el resultado de los descubrimientos que acerca de Dios pudieran haber hecho algunos hombres excepcionalmente piadosos y naturalmente dotados para el misticismo, sino el relato de un proceso de auto revelación que Dios ha querido hacer llegar hasta nosotros para nuestra iluminación y nuestra salvación.

Si Dios mismo no se hubiera dado a conocer, el hombre no habría llegado nunca, por sí mismo, a tener un claro y correcto conocimiento de Dios. Esto no supone, sin embargo, que el hombre no sea capaz de intuir, de alguna forma, la existencia de un ser supremo, mayormente como Creador. Todas las religiones y hasta cierto punto, las filosofías, son un testimonio de la calidad religiosa del ser humano, si bien, al propio tiempo, estas mismas varias y contradictorias ideas religiosas, así como las múltiples y opuestas escuelas filosóficas, muestran la impotencia humana para llegar a un claro y correcto conocimiento de Dios. Dios ha dado a conocer este mensaje de salvación muchas veces y de muchas maneras, Hebreos 1:1 y el medio que Dios escogió para que su mensaje alcanzara al hombre, es la Biblia. Por esta razón se le denomina la revelación de Dios.

Dios ha obrado y ha hablado en medio de la Historia de los hombres, ha llamado y usado a hombres y mujeres (profetas y apóstoles) como instrumentos de su revelación a la humanidad. Movidos por el Espíritu Santo, estos hombres y mujeres hablaron de parte de Dios y luego pusieron por escrito el mensaje divino de que fueron hechos depositarios y así la revelación ha quedado garantizada y preservada para todos los seres humanos de todos los tiempos.

1.2. Las Escrituras son verdad de Dios

Como creyentes creemos que la verdad se halla en la Biblia; por lo tanto creemos que la Biblia es fidedigna en todas sus partes porque es el producto del “soplo de Dios” (lo que nosotros llamamos inspiración” y, por consiguiente, su enseñanza es infalible. La doctrina de la inerrancia de las Sagradas Escrituras ha sido la creencia oficial de todas las grandes Iglesias hasta el siglo XIX; ha sido confesada por las grandes decisiones doctrinales de la Iglesia Romana, la llamada Ortodoxa y las Iglesias Protestantes. Los más grandes cristianos la creyeron y la enseñaron. Siendo lógicamente sostenible, es útil para la defensa de la fe, y en este sentido ha sido empleada por los más grandes teólogos, exegetas y apologistas del Cristianismo.

1.3. La postura bíblico – histórica

La revelación de Dios en la Historia, y la salvación que se desprende de dicha auto revelación divina que culmina en Cristo, son hechos históricos únicos y sin paralelo posible. La proclamación de esta verdad levantará oposición siempre, como leemos en 1era de Corintios 1 22-23.

A lo largo de la Historia de la humanidad, la doctrina de la inerrancia de la Palabra divina ha tenido que luchar contra todas los intentos de añadir o quitar algo de valor, del texto de la revelación escrita. Ha tenido que enfrentarse contra todos los que han colocado a la tradición, la experiencia personal o la autoridad de alguna iglesia por encima de la autoridad de la Escritura, como más importante que la Palabra escrita. Negar la inerrancia de las Escrituras es negar, en último término, el fundamento sobre el cual se apoyan todas las demás verdades cristianas.

Objetivo 2.- Conocer la voluntad divina y su importancia para la vida en base a las Escrituras.

2.1. Introducción a Las Sagradas Escrituras como medio revelador De Dios

Como creyentes, reconocemos a la Palabra escrita como medio que expresa los pensamientos y la obra de Dios. Entendiendo esto como aquella parte de la voluntad divina que nosotros podemos conocer, debido a que está escrita, en contrapeso de la voluntad divina que no conocemos, pues es particular, Dios revelará a cada creyente en la intimidad de la oración y de la relación continua con Él, los detalles de su voluntad personal para cada individuo, pero ésta no se encuentra expresa en las Escrituras. Por lo tanto, muchas veces perdemos el tiempo, esperando que Él nos revele algo directamente, cuando dicha verdad ya esta plasmada en las Escrituras, el problema es que nosotros no la ubicamos o no la leemos. O peor aún, no la aceptamos. Su Palabra Escrita permanece para siempre, Salmo 119:89; Isaías 40:8; Mateo 5:18; Mateo 24:35, 1 de Pedro 1:25. Él nos ha dado a conocer su voluntad, e inclusive su Palabra escrita, fue hecha carne, Cristo Jesús, el Hijo de Dios, su Palabra o Verbo encarnado, Juan 1:18.

Por estas razones, el estudio de las Escrituras es obligatorio, así nos lo expresa la misma Palabra en Deuteronomio 17:19; Juan 5.39 y Romanos 15:4. No debemos desaprovechar la oportunidad que el Padre ha colocado en nuestras manos de conocer su voluntad expresa para nuestras vidas. Su palabra es única e incomparable con cualquier otro libro famoso que exista. El hecho de que en las Sagradas Escrituras encontramos reunidos cerca de tres idiomas maternos (griego, arameo y hebreo), más de cuarenta autores, instrumentos de Dios para plasmar su verdad en lo escrito, un recorrido sobre tres continentes (Asia, África y Europa), que abarque diferentes clases sociales y estados de ánimo, es suficiente como para ponernos a pensar sobre la “peculiaridad” de este libro, que nos llama la atención y nos invita a escudriñarlo.

2.2. Evidencias

a. Dice ser Palabra de Dios
No todos los “libros sagrados” de las demás religiones pretenden tal cosa. En el Antiguo Testamento, encontramos una historia de salvación a lo largo de los siglos narrada en cerca de cuarenta escritos, y mediante las personas más dispares, apuntando al Mesías que ha de venir, el testimonio de los profetas, el testimonio de la historia y el testimonio de la profecía. En el Nuevo Testamento, encontramos el cumplimiento de las profecías y el testimonio único de Jesucristo, el testimonio de los apóstoles, la unidad de los dos Testamentos, estructural, histórica, profética, doctrinal, moral y espiritual.

b. Demuestra ser Palabra de Dios
Si lo dicho anteriormente no fuera suficiente, tenemos agregado que la Biblia transforma a los individuos con su poder salvador y su poder edificador, transforma a los pueblos, como vemos el ejemplo con Israel y ejemplos en la historia de Europa y América. Su Palabra influye en la vida pública, en la cultura y en la sociedad. Las Sagradas Escrituras son el único medio de renovación de las iglesias y del mundo.

Objetivo 3.- Estudiar el significado de la inspiración y de la revelación y su relación con las Sagradas Escrituras.

3.1. Definición de revelación

Revelación es la acción de descubrir o manifestar lo secreto o ignorado. Es proporcionar indicios o certidumbre de algo. En este sentido, Dios, nos dejó en su Palabra revelada, la revelación directa y especial de su carácter y de su mensaje, nos envió su propia Palabra Personal o Verbo, para que, haciéndose hombre como nosotros, nos tradujese con exactitud a nuestro lenguaje y nos interpretase auténtica y claramente al Dios a quien nadie vio jamás, Juan 1:1; 14; 18.

3.2. Definición de auto revelación

La auto revelación es la acción de darse a conocer a sí mismo. Dios no es un objeto al que el hombre llega a conocer por un esfuerzo de su investigación racional, sino que es Dios el que sale al encuentro del hombre para “revelársele” y “revelarle” su plan de salvación. En otras palabras, el hombre puede conocer a Dios sólo en la medida en que éste interviene activamente para hacerse conocer.

3.3. Definición de inspiración

a. Inspiración como influencia sobrenatural


b. Inspiración como la intimidad con Dios


c. Inspiración como poder inexplicable.


d. Inspiración como el soplo recio de Dios que capacita

Inspiración es la acción de Inspirar, infundir en otros afectos, ideas, designios, etc. Se puede definir como la acción sobrenatural de Dios en los hagiógrafos que tuvo por objeto guiarlos en sus pensamientos y en sus escritos de modo tal que éstos expresaran, verazmente y concordes con la revelación, los pensamientos, los actos y la voluntad de Dios. Por esta razón, puede decirse que la Biblia es Palabra de Dios y, por consiguiente, suprema norma de fe y conducta. Webser define inspiración como “la influencia sobrenatural del Espíritu de Dios ejercida sobre la mente del hombre, influencia que capacitó a los profetas, apóstoles y demás escritores bíblicos, para exponer la verdad divina sin mezcla de error”. Mientras que en el diccionario ESPASA – CALPE, encontramos que inspiración es “la intimación que Dios hace al autor sagrado para que escriba acerca de una determinada materia, junto con una asistencia especial para que no cometa error en su exposición”. Gausen, otro escritor, nos dice “inspiración es el poder inexplicable que el Espíritu Divino ejerce en los autores de las Escrituras para guiarlos aún en el empleo de los vocablos que deben usar y preservarlos de todo error u omisión” Y por último, podemos interpretar las palabras de Pablo, relacionadas con inspiración, definiendo ésta como “el soplo recio, consciente de Dios, en el hombre, capacitándole para expresar la verdad”.

e. Sentido textual y técnico de inspiración

La palabra “inspiración” contiene en sí misma, un sentido textual y un sentido técnico. Textualmente deriva de la palabra latina “inspirare”, que se interpreta como soplo de Dios, actuando así sobre los autores bíblicos 2 de Pedro 1:21, como en los libros escritos por ellos 2 de Timoteo 3:16. En cambio, en el sentido técnico encontramos dos palabras que la definen. En hebreo tenemos a “nesh’am’ah” interpretado como un poder omnipotente y en griego “theópneustos” que se interpreta como un aliento creador. Ambas hacen referencia a la inspiración divina, para diferenciarla de la humana que es natural. La divina es sobrenatural, no es nata en el ser humano.

f. Características únicas de la inspiración divina

La inspiración divina, tanto en el sentido textual como en el técnico, marca cuatro características en sí misma; éstas son: la inspiración es única, es completa, es viva y abarca la transmisión verbal y conceptual.

3.4. La inspiración de las Escrituras

a) ¿Qué es la inspiración? 2 de Pedro 1.19-21

La inspiración es una influencia externa que produce en su objeto efectos que van más allá de sus poderes ordinarios intrínsecos. En 2 de Pedro 1:19-21, se indica que la palabra profética es inspirada y todavía más segura, porque recoge el testimonio, no de una generación, sino de muchos siglos y sobre todo, porque es palabra profética, es decir, se trata de la palabra de unos hombres inspirados por Dios.

b) La inspiración según Pablo: 2 de Timoteo 3:15-16

Pablo le explica a Timoteo las ventajas de haber aprendido desde pequeño la verdad salvadora de Dios, ¿cómo la aprendió? Tuvo buenos maestros que le enseñaron bien y debía estarles agradecido. Y tuvo la Escritura, este hecho fue decisivo, porque ella constituye la suprema garantía de la verdad salvadora. Pablo expresa que el origen o causa primera de las Escrituras radica en el “soplo de Dios”, el mismo soplo que estuvo presente en la creación del mundo, Salmo 33:6.

c) ¿Qué opinión le merecía a Jesús las Escrituras?

Jesucristo se refirió al Antiguo Testamento en términos inequívocos para señalar que se trataba de un conjunto de libros inspirados. La expresión “Está escrito” era una fórmula técnica entre los judíos para designar un libro sagrado y divinamente inspirado. Jesús la emplea para referirse a 4 de los cinco libros del Pentateuco, los Salmos, Isaías, Malaquías y Zacarías. Otras expresiones en las cuales Jesús muestra su aprobación a las Escrituras como inspiradas son que la Escritura no podía ser quebrantada, que ni una jota ni una tilde pasarían de la ley, además dijo que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito y dio un mandato imperativo cuando exige que escudriñemos las Escrituras, Mateo 4:4; Mateo 4:7; Mateo 4:10; Mateo 21:13; Lucas 24:44; Juan 10:31-36.

d) Autoridad y canonicidad de las Escrituras

La palabra “Cánon” se deriva del griego y significa norma o medida. En el lenguaje de la Iglesia llámese canónico a todo lo que se conoce como conjunto de escritos que forman la Sagrada Escritura. Se emplea, pues, en el sentido de “lista” o “catálogo” de libros inspirados por el Espíritu Santo y reconocidos universalmente por la Iglesia como Palabra de Dios. En contraposición, llamamos “apócrifos” a aquellos escritos que habiendo pretendido entrar en el Cánon no son inspirados y no pueden, por lo tanto, ser reconocidos como normativos por el pueblo de Dios.

e) ¿Cómo reconoce la iglesia el cánon bíblico?

La Iglesia reconoce como canónicos los libros que retienen las siguientes características:

 La inspiración divina ratificada por Cristo mismo o bien por alguna de las siguientes señales:

 La apostolicidad en el caso del Nuevo testamento y el profetismo en el Antiguo Testamento.

 La autoridad en la doctrina.

 La autenticidad de los escritos, es decir, su genuinidad, por lo que se refiere a autoría y otros detalles textuales.

f) Las Escrituras y los apócrifos

En cuanto a nuestra postura evangélica sobre los apócrifos, existe un texto clave que debe orientar nuestra investigación. Se trata del pasaje que hallamos en Romanos 3:1-2, 4. La ortodoxia Protestante sigue las pisadas de la Iglesia de los primeros siglos, y de los reformadores del siglo XVI, cuando pregunta al pueblo judío cuáles son los libros que componen el cánon del Antiguo Testamento. Después, pregunta a los evangelios cuál fue la actitud de Cristo y finalmente qué dijeron los apóstoles sobre el particular. El término "apócrifos" es un término técnico vinculado con la relación de ciertos libros con el cánon del AT, y que significa que, sin bien no se aprueban para la lección pública, no obstante tienen valor para el estudio y la edificación privados. Es un término que abarca una cantidad de agregados a los libros canónicos en la forma en que se encuentran en la LXX (a saber, Ester, Daniel, Jeremías, Crónicas), y a otros libros, de carácter legendario, histórico, o teológico, muchos de ellos originalmente escritos en hebreo o en arameo, pero preservados o conocidos hasta hace poco únicamente en griego; figuran en el cánon vagamente definido de la LXX, pero fueron rechazados por el cánon hebreo en Jamnia. El uso y el concepto cristianos sobre su posición fueron más bien ambiguos hasta el siglo XVI, cuando doce obras fueron incluidas en el cánon de la Iglesia Católica Romana por el Concilio de Trento; pero el pensamiento Protestante (por ejemplo Lutero, y la Iglesia Anglicana en los "Treinta y Nueve Artículos"), los admitió sólo para la edificación privada. Otras obras, no incluidas entre los doce que aquí se consideran, se denominan generalmente hoy en día "seudoepígrafos". Estas también fueron libremente utilizadas antes del siglo XVI en las distantes iglesias orientales en cuyas lenguas han sido exclusivamente conservadas (por ejemplo el Etíope, el Armenio, el Eslavo). Es más difícil determinar el número de apócrifos del NT que del AT. El término se limitará aquí a obras no canónicas atribuidas a Cristo o a los apóstoles, o que pretenden aportar información extracanónica sobre ellos. Se excluyen así las obras escritas sin esa pretensión, aún cuando durante un tiempo gozarán de una posición cuasi canónica en algunas iglesias; así también en el caso de atribuciones Cristianas a personajes del AT (o versiones cristianizadas de obras atribuidas a ellos) (Seudoepígrafos), y de la interpolación o reacondicionamiento de textos del NT con material extraño (Textos y versiones). Queda una voluminosa literatura, parcialmente preservada en griego y en latín, pero aún más en Copto, Etíope, Eslavo, y aún en Anglosajón e idiomas Europeos Occidentales contemporáneos. Algunas obras que se sabe que fueron de mucha influencia se han perdido casi completamente, y muchas de las más importantes existen actualmente sólo en estado fragmentario. Sin embargo, continuamente se hacen descubrimientos, a menudo de gran importancia para la Historia del Cristianismo primitivo. Frecuentemente surgen complejos problemas literarios, porque muchas de las obras apócrifas se prestaban a reelaboración, interpolación y plagio.

Los libros o textos apócrifos que podemos nombrar son: 1 y 2 de Esdras, Tobías, Judith, adiciones al libro de Ester, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico o la Sabiduría de Sisac, Baruc, capítulo 13 y 14 de Daniel, adiciones al capítulo 3 de Daniel, la Oración de Manases, 1 y 2 de Macabeos y otros. En cuanto al Nuevo Testamento, tenemos multitud de evangelios, los cuales se los adjudican a algún supuesto apóstol y variadas epístolas.

g) El Cánon Judío

El Cánon Judío utilizado por Jesús y preservada providencialmente por el pueblo de Israel, constaba de tres partes: la Ley, los Profetas y los Salmos o Escritos, Lucas 24:44.

• La Ley: Génesis, Éxodo, levítico, Números y Deuteronomio.

• Los Profetas: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce restantes.

• Los Salmos o Escritos: Salmos, Proverbios, Job, Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías y Crónicas.



Objetivo 4.- Definir revelación general y revelación especial: conceptos, elementos, sentidos, significados, ¿cómo obran?



4.1. La revelación general. ¿Qué es la revelación general?

Entendemos por tal la que nos es dada en la contemplación de los fenómenos de la naturaleza, y el estudio de las leyes que la rigen, en la constitución y operación de la mente y el cuerpo humanos, y en los hechos de la Historia colectiva y la experiencia personal, Salmo 8:3; Salmo 19:1-2; Romanos 1:19-20; Romanos 2:14-15; Hechos 17.27. Esta revelación es universal, pues está abierta delante de todos los hombres para su estudio y reflexión, y así ha permanecido desde siempre en todas las épocas.

a) ¿Es suficiente la revelación general?

En esta clase de revelación no hay mensaje de salvación, ni invitación a la comunión personal con Dios. A lo sumo se llega a admitir la existencia de Dios y, acaso, ciertas señales de su providencia, pero nada se sabe de su justicia, amor, carácter y de sus propósitos en relación con la creación y sus criaturas que somos nosotros. Por la revelación general podemos llegar a conocer que hay un Dios, pero seguiremos ignorando quién es y lo qué es para nosotros.

b) ¿Cómo pervierte el hombre la revelación general?

Por causa del pecado. Los problemas que el hombre se plantea, en cualquier esfera que sea, no giran alrededor de su intelecto únicamente, sino que atañen igualmente al estado de su corazón y de su voluntad. El pecado pervierte nuestro entendimiento tanto como nuestros sentimientos y nuestra voluntad, y así malea y convierte en ineficaz el testimonio de la revelación general, Romanos 1:18. El pecado que pervierte la revelación general, se hace acreedor a la ira de Dios y ello explica que la Escritura sitúe la revelación general en un contexto dominado por la manifestación de la ira divina.

c) La revelación y la religión, la imposibilidad del sincretismo

El sincretismo (sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes) se basa siempre en la suposición de que todas las religiones positivas no son más que reflejos de una religión universal original y, por tanto, las diferencias entre ellas son variedades únicamente de grado, pero esto no es lo que aprendemos al estudiar con un mínimo de profundidad y seriedad cada una de estas religiones.

El sincretismo sostiene que no ha habido una revelación única y singular en la Historia, sino que, por el contrario, hay muchos caminos, y muy variados, para alcanzar la realidad divina; afirma también que todas las formulaciones religiosas, y todas las experiencias, son por su propia naturaleza expresiones inadecuadas de esa verdad y que, por lo tanto, es necesario armonizar tanto como sea posible todas las ideas y las experiencias religiosas de la humanidad para conseguir una religión universal para todos. El sincretismo es, esencialmente, una protesta en contra de la revelación única en la Historia que pretende el Cristianismo.

4.2. La revelación especial. La revelación y la Palabra: Dios ha hablado

Hemos visto que Dios no se manifiesta sólo por las obras de la naturaleza, sino que se ha revelado también de una manera especial en ciertos hechos de la Historia, los que culminan en la obra y persona de Jesucristo. Precisamente, uno de los títulos más expresivos que se dan a Cristo es el Verbo, la Palabra. En efecto, Cristo es la Palabra de Dios encarnada. Y de la misma manera que la palabra es el medio por el cual expresamos nuestros pensamientos, así Cristo es el medio por el cual Dios nos ha revelado sus pensamientos divinos Juan 1:18.

a) En el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, la transmisión de la plena verdad revelada no se efectúa por el mero recuerdo, o tradición. La revelación se transmite mediante libros divinamente inspirados. Se le promete a Israel que, después de Moisés, el Señor levantará profetas que, como el caudillo que los sacó de Egipto, hablarán en el nombre de Dios, Deuteronomio 18:15.

b) En el Nuevo Testamento

No es, pues, de extrañar que la norma que sirvió para el Antiguo Testamento sirva igualmente para el nuevo. Cuando el Apóstol Pedro ve cercanos sus últimos días, se preocupa de que la enseñanza apostólica sea preservada. Y para ello piensa en la Escritura. Las palabras que de él tenemos en su segunda carta, 2 de Pedro 1:12-15; 2 de Pedro 3:2, muestran cómo era consciente de que ellos, los apóstoles, en tanto que apóstoles, eran depositarios de la verdad revelada, eran los testigos vivos de Cristo.

4.3. Las formas de la revelación: teofanías, comunicaciones directas, milagros.

Según enseña Hebreos 1:1-4, Dios comunicó su revelación especial de diversas formas, pero convirtió a Israel en el vehículo de esta revelación, Romanos 3:1-2. Entre las diversas formas de la comunicación especial de Dios, destaquemos las siguientes:

• Las teofanías, o manifestaciones visibles, aunque más o menos veladas de la divinidad, como lo leemos en Éxodo 3:2; Éxodo 33:9; Salmo 78:14; Salmo 99:7, Job 38:1, Salmo 18:10-16, 1 de Reyes 19:12, Génesis 16:13 y Génesis 31:11.

• Comunicaciones directas, así como habló con Moisés, Deuteronomio 5.4, 1 de Pedro 1:11-12; Números 12:6; Números 27.21; Isaías 6, Juan 14:26; 1 de Corintios 2:12-13.

• Por medio de los milagros; éstos constituyen credenciales divinas, obradas por Dios para confirmar toda nueva comunicación divina a la humanidad. Así los milagros y la revelación van juntos.

4.4. Los instrumentos de la revelación: Los testigos escogidos e inspirados

Uno de los instrumentos de la revelación divina son los testigos. Éstos se entienden como los que dan testimonio de algo, los testigos bíblicos escucharon, vieron y palparon los hechos históricos por los que se manifestó la revelación divina, Lucas 24:31, 1 de Juan 1:1, 1 de Corintios 15:6; Hechos 26:16. Estos testigos fueron escogidos por el Señor mismo para hacer no sólo recipientes sino portadores de la revelación, para lo cual fueron equipados de manera única por el Espíritu Santo, Hechos 5.32; Juan 15:26-27. El espíritu guió a los profetas y apóstoles a toda verdad, 1 de Pedro 1:10-13; 2 de Pedro 1.21; 1 de Timoteo 2:7. No bastaba que fueran simplemente testigos. Tenían que ser testigos inspirados, ayudados por Dios y controlados por Él, para dar un testimonio veraz sin posibilidad de error.

4.5. Los instrumentos de la revelación: La tradición apostólica

Otro de los instrumentos de la revelación, es la tradición apostólica, norma para la iglesia, 1 de Tesalonicenses 2.13; 2 de Tesalonicenses 3:6. Ésta debe ser guardada y transmitida, porque dicha tradición viene de Dios y merece acatamiento, Gálatas 1.12; 1 de Tesalonicenses 2:13. La tradición apostólica nos llega a través de la Escritura, que recoge la tradición profética y apostólica, Romanos 1.1-3 y Romanos 16:25-26. Debía ser así, puesto que los apóstoles no viven siempre en el mundo, ni pueden tener sucesores, el Espíritu Santo les prometió su asistencia, no obstante, para que fueran capaces de transmitirnos siempre e infaliblemente el contenido de la revelación especial.



Objetivo 5.- Compartir sobre la manera en que las Escrituras influyen en la vida del creyente.



5.1. El marco de influencia de las Sagradas Escrituras

Las Sagradas Escrituras influyen en nuestras vidas de diferentes formas y constantemente. Cada vez que acudimos a Su Palabra para conocer Su voluntad, algo accionan ellas en nuestro interior que nos llama a la renovación y transformación del corazón y del pensamiento. Cuando leemos por ejemplo a Jeremías 5:14, Jeremías 23:29, Romanos 1:16, Efesios 6:17 y Hebreos 4:12, encontramos formas definidas de actuar de la Palabra divina en nuestras vidas. Es Su Palabra la que nos ofrece luz y calor en los momentos en que las tinieblas parecen oscurecer nuestro camino. Es Su Palabra la que tiene la función de quemar nuestro pecado ante su luz, la que nos consume, purifica, destruye lo que no proviene de Dios y transforma nuestro ser.

Es Su Palabra la que quebranta nuestro carácter, nos golpea con las más crudas realidades de nuestra voluntad y sentimientos, es Su Palabra la que nos moldea y cambia conforme a los propósitos divinos para nuestro andar. Es Su Palabra la que nos fortalece y anima a seguir caminando. Es su Palabra divina, la que corta lo dañino en nosotros, la que penetra hasta lo más profundo del ser, descubre lo oculto y nos llama al arrepentimiento.



Objetivo 6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia en relación a la autoridad de las Escrituras.



ASIGNACIÓN PERMANENTE:



• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de la importancia de las Escrituras como norma de fe?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca del uso de las Escrituras y su enseñanza?



BIBLIOGRAFÍA



Introducción a la doctrina, Autor: José Grau, Editorial CLIE, Curso de Formación Teológica Evangélica Tomo I

Evidencias que exigen un veredicto, Autor: Josh Mc Dowell, Editorial Vida.

El mundo del Antiguo Testamento, Autores: J. I. Packer; merril C. Tenney; William White Jr. Editorial vida.

El mundo del Nuevo Testamento, Autores: J. I. Packer; merril C. Tenney; William White Jr. Editorial vida.

III DIOSPADRE

OBJETIVOS:




1.- Ayudar a esclarecer nuestro conocimiento sobre el carácter de Dios, su persona, su obra y cómo la realiza.

2.- Estudiar los diferentes argumentos que existen en cuanto a la existencia de Dios.

3.- Investigar sobre los elementos que indican cómo es la naturaleza de Dios.

4.- Estudiar y compartir acerca de la Trinidad.

5.- Participar en la investigación sobre la obra completa de Dios como Creador.

6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la Iglesia en relación a la existencia y obra de Dios.



CONTENIDOS



• La existencia de un hacedor y legislador de las cosas. El universo, testigo de la presencia de un sabio legislador que hace la obra y crea sus leyes de existencia. Reflexionando sobre las cosas grandes y pequeñas, testigos de la existencia de un Creador. Falsas concepciones de Dios. Pruebas de la existencia de Dios. La auto revelación de Dios.

• La confirmación de la existencia de Dios: según las Sagradas Escrituras, según las evidencias existentes y según los argumentos Cosmológico, Teleológico, Antropológico e Histórico.

• La naturaleza de Dios. Nombres de Dios. Atributos de Dios: definición y clasificación y enumeración de los mismos.

• La Trinidad. Conceptos e imágenes que simbolizan la Trinidad. Historia de la Trinidad.

• La obra de Dios como Creador: el mundo invisible, visible, el acto creador en sí. ¿Creación o evolución?

• Articulado de la iglesia con respecto a la existencia y obra de Dios.





Objetivo 1.- Ayudar a esclarecer nuestro conocimiento sobre el carácter de Dios, su persona, su obra y cómo la realiza.



1.1. La existencia de un hacedor y legislador de las cosas

El universo que nos rodea, testigo de la existencia de un sabio legislador

¿Podemos llegar a conocer a Dios? Al tratar de Dios, la primera pregunta que lógicamente acude a nuestra mente es ésta, porque de nada nos serviría la existencia de un Dios desconocido. A dicha pregunta puede responderse de las siguientes maneras:

• Sí, porque nuestra razón puede demostrar Su existencia.

• Sí, porque en nuestra mente hay una capacidad innata que nos hace intuir Su existencia

• Sí, pero sólo en la medida en que Él mismo se nos revela.

Vivimos en un universo, cuya inmensidad presupone un poderoso hacedor y cuya belleza, designio y orden, señala la presencia de un sabio legislador. Un ser eterno que es causa y manantial de todo lo bueno que existe.

1.2. ¿Quién hace la obra?

En el principio creó Dios los cielos y la tierra, Génesis 1.1. Como si dijera: todo comenzó a existir (lo de arriba y lo de abajo), al entrar en el tiempo, a moverse, cuando Dios sacó todos los seres a la existencia. En el sentido estricto, crear equivale a sacar de la nada. Esta frase puede ser mal entendida, como si la nada fuese una especie de materia prima de donde salen los seres. Su verdadero sentido es: sacar a la existencia algo que no preexistía ni en su forma, ni en su constitución molecular, ni en su masa atómica, simplemente”algo que no era”. Por tanto, lo que Dios realizó, fue producir el ser, la sustancia misma de las cosas. Los hombres pueden hacer cosas de una materia preexistente; sólo Dios puede crear el mismo ser. En Hebreos se nos dice que Dios lo creó todo, Hebreos 11:3. Este pasaje nos da a entender, no que las cosas que se ven hayan salido de otras (espirituales) que no se veían, sino que la Palabra de Dios hizo que saliesen a la luz cosas que antes no existían y, por tanto, no podían verse. Así que, Dios es el hacedor de todas las cosas.

1.3. ¿Quién crea sus leyes de existencia?

Así como Dios creó todas las cosas, también dispuso las leyes de conservación del mismo. Esta verdad está enseñada claramente en pasajes como Deuteronomio 32:3-12; 1 de Samuel 2:8-9; Nehemías 9:6; Salmo 107:9; Salmo 127:1; Salmo 145:14-15; Mateo 10:29-30; Hechos 17:28; Colosenses 1:17 y Hebreos 1:3. La razón doctrinal para la necesidad de tales leyes de conservación divina es muy sencilla. Como quiera que todo ser creado sea contingente, es decir, no tiene en sí mismo la razón de su existencia, sino que existe en virtud de un acto divino que le da el ser, si Dios dejase de mantenerlo en la existencia, volvería a la nada en el mismo instante.

1.4. Reflexionando sobre cosas grandes y pequeñas testigos de la presencia de un Creador

Nuestro mundo, testifica y hace reflexionar sobre la existencia de un Dios todopoderoso. Cuando vemos un cielo nocturno tachonado de estrellas, o al observar un bosque de árboles, las altas montañas y las sierras nevadas, los océanos y sus profundidades. Pero no solamente nos llenamos de asombro, detallando las cosas grandes, también las pequeñas nos dan testimonio de la existencia de ese Dios. La semilla de la Secuoya (Secoya), el gorrión pico palmero, que escasamente pesa cerca de 20 gramos y recorre 3.900 kilómetros a 6.000 metros de altura para poder huir del invierno Europeo. Los murciélagos y su sonar, las anguilas y la electricidad que producen, las gaviotas que desalan el agua salada o las avispas que hacen panales. Las abejas como acondicionadores o simplemente observando la luz de las luciérnagas en la noche, aún más, la tersura de la piel del ser que se ama. Todos estos detalles, bien sean grandes, medianos o pequeños, dan voces en lo profundo del entendimiento de la existencia segura de un ser poderoso que realizó toda la obra que observamos.

1.5. Falsas concepciones de Dios

Entre las diferentes concepciones falsas de Dios tenemos al politeísmo, el maniqueísmo, y el panteísmo. En Génesis 1.26-27, se nos dice que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, inteligente, dominador y recto; pero ellos buscaron muchas perversiones, Eclesiastés 7:29. Y una de las mayores fue que los hombres se hicieron sus dioses a su propia imagen y semejanza. La multitud de dioses se llama politeísmo. El maniqueísmo, fundado por Manes, un persa del siglo III, que luego marchó a la India para predicar su religión, mezcla elementos cristianos con otros de origen Iraní e Hindú (budista) y llevando, al extremo el dualismo de Marción, establece la coexistencia y lucha de dos supremos principios: Ormuz, dios del bien, de la luz y de lo espiritual, y Arriman, dios del mal, de la noche, de lo material. En cuanto al panteísmo, es una doctrina que en general, hace de Dios y del mundo una misma cosa.

1.6. Pruebas racionales de la existencia de Dios

El hombre primero, conforme salió de las manos de Dios, era una obra perfecta en su género. Por el pecado, todo el ser humano quedó deteriorado o, como dice la escritura “perdido”, no sólo por extraviarse de su lugar, sino por haberse “echado a perder”. Su albedrío fue esclavizado por el pecado, su inteligencia quedó oscurecida por el error, su amor se tornó egocéntrico. Así pues, la mente humana, a pesar de conservar suficientes destellos como para quedar “sin excusa” por no llegar a un correcto conocimiento de Dios a través de las cosas visibles que Él ha creado, permanece entenebrecida por un corazón corrompido, lo cual le impide conseguir un concepto correcto del poder y de la deidad del Supremo Hacedor.

1.7. Pruebas Escriturales de la existencia de Dios

Las Sagradas Escrituras no intentan demostrar la existencia de Dios; sencillamente la supone. La auto revelación de Dios en Su Palabra comporta obviamente la existencia del que en ella se revela. La Biblia no comienza con una exposición teórica, sino con un hecho, una actividad de Dios, Génesis 1:1. Por eso, el que estudie bien las Sagradas Escrituras, aprenderá de Dios a través del modo de conducirse respecto al hombre

1.8. La auto revelación de Dios

Como ya hemos hecho notar, Dios no es un objeto al que el hombre llega a conocer por un esfuerzo de su investigación racional, sino que es Dios el que sale al encuentro del hombre para revelársele y revelarle su plan de salvación. En todas las demás ciencias, el hombre se coloca por encima del objeto de su investigación y exprime activamente de él el fruto de sus conocimientos por el método que le parece más apropiado, mientras que en la Teología, el hombre no está por encima, sino por debajo de su objeto.



Objetivo 2.- Estudiar los diferentes argumentos que existen en cuanto a la existencia de Dios.



2.1. La confirmación de la existencia de Dios.

a) Según las Sagradas Escrituras.

b) Según las evidencias existentes.

c) Según los argumentos: Cosmológico, d) Teleológico, e) Antropológico y f) Histórico.

a) y b) En la Palabra encontramos porciones enteras a testificar de la existencia de Dios, tales como el Salmo 65 y el Salmo 66. En ambos se nos habla de Su Presencia a través de la naturaleza y a través de sus poderosas obras. No obstante, también podemos estudiar ciertas evidencias que nos hablan de su existencia y labor, entre las cuales está la propia creación, todo lo que existe, la misma naturaleza del hombre: su constitución, alma, cuerpo y espíritu, sentimientos y emociones, voluntad y mente, sentidos e intuición. Apoyando tales evidencias, encontramos a la vez, los argumentos establecidos en relación a la existencia de Dios.

c) El argumento Cosmológico, el cual se encarga de plantear las causas de lo que existe, indica que “todo lo bello y perfecto que existe en sí, tiene una causa principal, un Creador que produce belleza tanto en lo simétrico como en lo asimétrico”, Colosenses 1:16.

d) El argumento Teleológico, el cual plantea la necesidad de propósitos en cada cosa creada, nos refiere que “todo lo que existe, mantiene un diseño particular en sí mismo, con planos y medidas, e inclusive con sus propias leyes ya establecidas, para que cumpla con su propósito establecido de antemano, Isaías 48:13, Job 38:4-6; Job 39:1-18; Salmo 139:13-16; Isaías 40:12-26.

e) En cuanto al argumento Antropológico, nos establece que “el propio hombre es testimonio y evidencia como imagen y semejanza de un Creador”.

f) Y por último, el argumento Histórico plantea: “Existe la mano de un Dios en la vida del hombre, una especie de obra interventiva, que dirige y guía, cambiando la historia del ser humano, como individuos”.



Objetivo 3.- Investigar sobre los elementos que indican cómo es la naturaleza de Dios.



La naturaleza de Dios la conocemos:

3.1. A través de sus nombres: simples y compuestos

Existen dos formas de conocer parte de la naturaleza de Dios, la primera es estudiando los propios nombres encontrados en las Sagradas Escrituras que hacen referencia a Dios.

Tenemos nombres simples, o sea no van acompañados de virtudes en sí, ni de características ni de atributos. Además encontraremos nombres compuestos que son aquellos que vienen acompañados de atributos divinos. Entre los nombres simples tenemos los siguientes:

• EL, ELAH, ELOHIM, Dios creador. Génesis 1:1

• ADONAI, El Señor. Amós 1:8

• YHWH, Yo Soy el que Soy (tetragrámaton). Éxodo 3:14

En cuanto a los nombres compuestos mencionamos a continuación los siguientes:

• EL SHADDAI, Dios todopoderoso, el auto suficiente. Génesis 17:1

• EL ELYON, Dios Altísimo. Génesis 14:18-22

• EL OLAM, Dios Eterno. Salmo 90:2

• YHWH ELOHIM, Jehová tu Dios. Génesis 2:4

• ADONAI YHWH, Yo Soy el Señor. Génesis 15:2; Salmo 8:1

• YHWH TSEBAOTH, Jehová de los Ejércitos. 1 Samuel 17:45; Isaías 6:3

• YHWH JIREH, Jehová Provee. Génesis 22:13-14

• YHWH RAFAH, Jehová Sana. Éxodo 15.26

• YHWH NISSI, Jehová es mi Estandarte. Éxodo 17.8-15

• YHWH SHALOM, Jehová es mi Paz. Jueces 6.24

• YHWH RA’HA, Jehová es mi Pastor. Salmo 23:1

• YHWH TSIDKENÚ, Jehová es mi Justicia. Jeremías 23:6

• YHWH SHAMMAH, Jehová esta Presente. Ezequiel 48:35

3.2. A través de sus atributos: a) Definición

Los atributos son cada una de las cualidades o propiedades de un ser. Por atributo divino entendemos toda perfección característica de Dios, que las Sagradas Escrituras nos presentan como perteneciente al Ser divino y capaz de ser manifestada a sus criaturas. Estas perfecciones son realidades afincadas en la propia esencia de Dios, no como simple cualidades adheridas al Ser de Dios (como si fueran clavos hincados en un trozo de madera), sino como algo que, conjuntamente y sin división, constituye la plenitud del Ser de Dios.

b) Clasificación: ónticos, operativos y morales

Clasificar los atributos divinos satisfactoriamente, dentro de una determinada cuadrícula, es casi tan difícil como encontrar una definición del ser divino. Hay clasificaciones para todos los gustos: absolutos y relativos, naturales y morales, inmanentes y transitivos, quiescentes y operativos, comunicables e incomunicables. En esta oportunidad clasificaremos los atributos en relación a tres clases de perfecciones de Dios, que su Palabra nos identifica. Éstos son: qué es Dios, qué hace Dios y cómo se comporta Dios, así obtenemos lo siguiente:

• Qué es Dios (ónticos): Dios es uno, es espiritual y es infinito.

• Qué hace Dios (operativos): Dios piensa (verdad), quiere (amor) y puede (poder)

• Cómo obra Dios (morales): Con bondad, con santidad y con justicia.



3.3. Los atributos más relevantes de Dios

Entre los atributos más importantes encontrados a través de las Sagradas Escrituras tenemos:

• El ser de Dios. Éxodo 3:14

• La unidad de Dios. Deuteronomio 6:4

• Dios es inmutable. Salmo 102:25-27, Santiago 1:17

• Dios es espíritu. Juan 4:24

• Dios es inmaterial. Juan 1:18

• Dios es un ser infinito. Job 11:7-9

• Dios es inmenso. Salmo 139:7-12

• La verdad de Dios. Juan 17:3

• El amor de Dios. 1 de Juan 4:8, 16.

• El poder de Dios. Génesis 18:14

• Dios es bueno, santo (óntico y ético) y justo. Salmo 145:9; Levítico 19:2; Salmo 89:14

• Dios es personal. Romanos 3:27

• Es eterno. Deuteronomio 33:27

• Omnipotente. Génesis 17:1

• Omnipresente. Salmo 139:7

• Omnisciente. Salmo 139:4

• Es paciente. Joel 2:13

• Soberano. Job 31:28

• Es fiel. Deuteronomio 7:9

• Es trascendente. Con ello nos referimos a que Su gloria va más allá de toda realidad finita. Éxodo 24:17; 19:16

• Existe por sí mismo, no es creado. Génesis 1:1; Hebreos 3:4

• No va en contra de sus propias normas internas, sean estas decretivas, preceptivas o permisivas. Esto se debe a que sus normas están contenidas en Su Palabra que es eterna. Santiago 1:17, Malaquías 3:6; Mateo 24:35.



Objetivo 4.- Estudiar y compartir acerca de la Trinidad



4.1. La Trinidad, concepto y definición. Conceptos e imágenes que simbolizan la Trinidad

4.2. El Yo, el Tú y el Creador, Redimidor y Santificador del hombre

4.3. Historia de la Trinidad

La palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia, y aunque la usó Tertuliano en la última década del siglo II, formalmente no se discutió como doctrina hasta el siglo IV. Sin embargo, es la doctrina de más distinción en la fe cristiana que abarca todo lo demás. Ella hace afirmaciones tales como que no hay sino un solo Dios, que cada una de las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es Dios, y que tanto el Padre, como el Hijo y el Espíritu Santo son personas claramente diferenciadas. Si bien no es una palabra que aparezca en la Biblia, se puede ver que su contenido está apegada a la revelación de Dios implícitamente en el Antiguo Testamento y explícitamente en el Nuevo Testamento. Por tanto, la trinidad consiste en la existencia de un YO que puede referirse y dirigirse a un TÚ y ambos pueden referirse a un ÉL. Esto le vemos plasmado en Mateo 3:16-17; Mateo 28:19, Juan 14:16-17; Juan 14:26; Juan 15:26; 1 de Corintios 12:4-6; 2 de Corintios 13:14 y 1 de Pedro 1:2. El Yo, el Tú y el Él, son a la vez el Creador, el Redimidor y el Santificador del hombre. Para expresar la verdad bíblica de que el Ser divino subsiste en tres personas usamos el vocablo Trinidad. La enseñanza Cristiana sobre la Trinidad no contradice en manera alguna la verdad fundamental del monoteísmo judío, puesto que el Nuevo Testamento no nos dice que hay tres dioses, sino tres personas en un solo Dios. Por tanto, esta doctrina puede descomponerse en las siguientes proposiciones que declararemos a continuación:

• La Escritura nos habla de tres personalidades distintas de Dios.

• Cada una de estas personas es divina, es decir, es Dios.

• Las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son solo uno y mismo Dios.

Los ataques a la Trinidad comenzaron desde el judaísmo, desde el gnosticismo y desde la filosofía platónica, pero tuvieron siempre, desde el principio, un fondo soteriológico. Es cierto que la palabra trinidad no aparece en la Biblia (como ya hemos visto). Pero no hace falta, porque la Biblia está llena de conceptos de trinidad y presenta en todas partes al trino Dios. La doctrina está sustentada por la evidencia bíblica. La Trinidad como doctrina alcanza su mayor desarrollo en los tiempos del Nuevo testamento. La enseñanza bíblica acerca de la Trinidad es, en más de un sentido un misterio. La confesión Cristiana histórica, fundamentada en el testimonio de las Sagradas Escrituras, es que Dios es uno en tres y tres en uno. La Trinidad es una enseñanza que caracteriza y distingue la fe Cristina. Es una doctrina de importancia vital porque tiene que ver directamente con quien es Dios y como actúa en el universo. Su importancia es tal, que ha sido considerado por muchos como "el dogma central de la Teología Cristiana”.



Objetivo 5.- Participar e investigar en la obra completa de Dios como Creador.



Su obra comprende:

5.1 El mundo invisible

5.2 El mundo visible

5.3 El acto creador en sí

5.4 Finalidad de la creación

5.5 ¿Creación o evolución?

Todo lo creado, absolutamente todo, fue hecho por la intervención divina tanto del Padre, como del Hijo, como del Espíritu Santo. Por Su voluntad el mundo visible, palpable, universo, planetas, reino mineral, vegetal y animal existen. Por Su voluntad aún el mundo invisible, es hecho, los ángeles, arcángeles, serafines y querubines, cielo e infierno, hogares celestiales y todo lo demás, con propósitos claros según su parecer. Aunque en el Antiguo Testamento no habla explícitamente de tres personas divinas, a la luz del Nuevo Testamento vemos que las tres personas intervienen conjuntamente en la obra total de la creación, pero con diferentes matices, ya esbozados en el Antiguo Testamento. Así, la creación es obra del Padre Génesis 1:1, por medio del Hijo, Proverbios 8:22-31; Juan 1:3; 1 de Corintios 8:6; Colosenses 1:15-17 y Hebreos 1:2-3, en el aliento amoroso del Espíritu, que se posaba sobre el abismo como un águila se posa sobre el nido para incubar, y después animar sus aguiluchos a volar Deuteronomio 32:11. Una vez revelado el misterio de la Trinidad, es claro que las tres personas han de obrar en común, por tener en común, por decirlo así, todo el “instrumental”, Juan 5:19. Así creó Dios todo el mundo visible y el invisible, incluyendo los ángeles. Por lo tanto, el fin de la creación es simplemente, que Dios decidió hacerlo para Su gloria, Isaías 43:7. Las Sagradas Escrituras no son un libro de Geología, de Paleontología ni de Biología. Es insensato pretender oponer la ciencia a la Biblia, como es insensato oponer la Filosofía a la fe. Aquí, como en la separación de lo temporal y de lo espiritual, hemos de dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. En cuanto a la creación versus la evolución, como creyentes reconocemos que Génesis capítulo 1 al 11, es tan Palabra de Dios como el resto de la Escritura. Por tanto, los hechos que allí aparecen como históricos no pueden ser relegados a la categoría de leyendas. Además, Dios es el único Dios verdadero, autor de cuanto existe, no por emanación panteísta, sino por creación de la nada, de acuerdo a Génesis 1:1.

El panteísmo, el ocultismo, la teosofía y algunos filósofos antiguos y modernos, han mantenido que Dios creó el mundo por la necesidad de expansión de su ser o de su bondad. Pero la Biblia nos dice que Dios lo ha hecho todo por el deliberado designio de su voluntad, Efesios 1:11 y Apocalipsis 4:11 nos habla de ello. Puesto que no necesita de nada ni de nadie Job 22:2-3; Hechos 17:25. La creación tuvo lugar en el tiempo. Dios obra siempre desde su propio Ser, que es eterno; por tanto, el acto de crear tiene su principio en la eternidad de Dios, que abarca y rebasa todo tiempo. Que el mundo fue creado en el tiempo o, con el tiempo más exactamente, significa que el mundo comenzó a ser, o sea, tuvo su primer instante. Esto nos da a entender que el mundo no ha existido siempre. Además, en la Escrituras encontramos claramente que Dios hizo para su gloria todo cuanto existe, Isaías 43:7; Proverbios 16:4; Isaías 48:11; Ezequiel 36:22; Romanos 9:17; Romanos 11:36; 1 de Corintios 15:28; Colosenses 1:16; Efesios 1:5-6; Efesios 1:12; Efesios 3:9-10; Apocalipsis 4:11.



Objetivo 6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia en relación a la existencia y obra de Dios.



ASIGNACIÓN PERMANENTE:



• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de la importancia y existencia de Dios?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca la creencia en un Dios Hacedor y Legislador de todo lo que existe?



BIBLIOGRAFÍA



Un Dios en tres personas. Autor: Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Curso de Formación Teológica Evangélica. Tomo II.

Evidencias que exigen un veredicto, Autor: Josh Mc Dowell, Editorial Vida.

IV EL HOMBRE

OBJETIVOS:


1.- Participar en la investigación sobre el hombre como obra de Dios.

2.- Conocer el origen, la naturaleza y las características del hombre al ser creados por Dios.

3.- Analizar y discutir las consecuencias de la caída del hombre por el pecado.

4.- Conocer sobre la relación de hombre y mujer en la creación.

5.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia en relación al hombre.



CONTENIDOS

• ¿Por qué estudiar sobre el hombre?. Salmo 8:4-8. El hombre, gloria y vergüenza del universo.

• ¿Qué es el hombre?. Origen del hombre y de la mujer.

• La caída del hombre. Los pactos de Dios con la humanidad. Noción de pacto. Los pactos en el Antiguo Testamento. El Nuevo Pacto. La ley de Dios y el pacto de obras. El relato de Génesis sobre la caída. El pecado personal: noción de pecado, el pecado en contraste con la santidad, origen, naturaleza y universalidad del pecado, La depravación causada por el pecado. Culpa y castigo del pecado. Clasificación del pecado. El remedio al pecado Los efectos de la caída en el hombre y en la mujer. El valor del ser humano. Características del ser humano antes de la caída. Comparación entre la vida árida y la fructífera

• Constitución de la naturaleza del hombre y la mujer. Tipología del hombre según las Escrituras. Naturaleza moral del hombre. Estado original del hombre.

• Articulado de la iglesia con respecto al hombre.



Objetivo 1.- Participar en la investigación sobre el hombre como obra de Dios.



1.1. ¿Por qué estudiar sobre el hombre?

1.2. Salmo 8:4-8

1.3. El hombre, gloria y vergüenza del universo

El hombre es importante en la Doctrina y en la Teología como objeto de estudio, debido a que las Sagradas Escrituras se refieren a él como hechura de Dios, creado con gloria, creado para ser “señor”. En el Salmo 8:4-8, el propio salmista se pregunta: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?. Dando como respuesta a sí mismo, que esta criatura fue hecha por Dios un poco menor que los ángeles, Dios mismo en la creación le coronó de gloria y honor. Le hizo señor de la creación, para que gobernara sobre todo lo que el Creador había hecho. Esto hace importante su estudio en la Doctrina y en la Teología. El salmista expresa su admiración: “Señor, ¿qué es el hombre hebreo enosh, el ser humano en su debilidad física y moral para que de él te acuerdes, para que tomes nota de él, de sus actos y de sus quehaceres? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo visites?”, como un amigo visita a otro amigo, complacido en conversar con él e interesado en sus cosas. Continúa aquí David engrandeciendo el honor de Dios al exponer los honores que Dios ha otorgado al hombre. Las condescendencias de la gracia divina exigen nuestras alabanzas tanto como la exigen las elevaciones de la gloria divina. Aunque el hombre es como un gusano Job 25:6, Dios le respeta y le muestra en abundancia su benevolencia; el hombre es, muy por encima de todas las criaturas de este mundo de abajo, el favorito de la Providencia, Deuteronomio 32:10; Proverbios 8:31, hasta el punto de que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles, ya que, por su cuerpo, es semejante a las bestias que perecen y está confinado a la tierra, pero, por su alma espiritual e inmortal, es semejante a los ángeles, que son puros espíritus. Por un poco de tiempo, los hijos de Dios son inferiores a los ángeles, mientras su alma espiritual está como encerrada en vasos de barro, pero los hijos de la resurrección serán como ángeles, no inferiores a ellos. El hombre está dotado de nobles y maravillosas facultades, pues Dios lo coronó de gloria y de honra. La razón del hombre es su corona de gloria; no debe profanar esa corona mediante el mal uso de ella ni perder el derecho a ella por obrar en contra de sus preceptos.



Objetivo 2.- Conocer el origen, la naturaleza y las características del hombre al ser creado por Dios.



2.1. ¿Qué es el hombre?

El hombre frente al universo a pesar de su pequeñez, es aquel que Dios colocó, como asociado a su dominio sobre las criaturas, haciéndolo poco inferior a los ángeles. En Génesis 1:26, el escritor pone en boca de Dios la siguiente afirmación: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se mueven sobre ella”. Dios, pues, creó al hombre como representante suyo y representante por encima de todos los seres creados. Esto es parte de su imagen y semejanza con el Creador. Según un autor desconocido, “el hombre es un alma pequeña, que lleva un cadáver encima”, claro está el cadáver del hombre viejo y muerto que necesita ser transformado por la obra regeneradora de Cristo. Mientras que Robert Ingerson plantea que “el hombre es una máquina en la que ponemos el alimento (educación y conocimiento) y éste produce el pensamiento”. En cambio, Charles Cotton dice que “el hombre es un haz de contradicciones” y el teólogo y filósofo Cristiano Blas Pascal, plantea que “el hombre es la gloria y la vergüenza del universo”. De cualquier forma, Dios creó al hombre para que le adorase y amara profundamente, pero el pecado degeneró estas funciones y propósitos.

2.1. Origen del hombre y de la mujer

Según Génesis 1.26-28; Génesis 2:7; Génesis 2:18-20 y Génesis 2:21-25 Dios mismo moldea al hombre. La palabra moldear en hebreo es vayyitzer, que se traduce como hacer con las manos, este verbo lo encontramos en Jeremías 18, muy relacionado al verbo crear utilizado en Génesis. Dios creó al hombre con barro, tierra arcillosa y agua, y luego de moldearlo sopló sobre él su aliento de vida, llamándole “Adamah” o Adán que significa tierra arcillosa. En cambio, al crear a la mujer, utilizó del hombre su costilla, sangre de su sangre y carne de su carne. Ambos creados por igual a imagen y semejanza de Dios. Creados por igual para ser copartícipes y unidos en sí. Colocó a la mujer “ishshah” (varona) teniendo como cabeza a “ish” o “adamah”, el varón. Creando una auto dependencia, una unión por igual y con relaciones estrechas entre la pareja y sus integrantes como individuos, un cuerpo, un espíritu, un alma. Es en la creación de ambos como pareja que se forma un fundamento de asociación, una ayuda mutua, un amor entrañable mutuo, una reciprocidad, pues ella fue tomada de la costilla del hombre. El contrapeso del intelecto y lógica del varón, con el sentimiento y corazón de la mujer. Por ello la importancia del matrimonio en santidad. “Quidushim” en hebreo, dos santidades unidas en una.



Objetivo 3.- Analizar y discutir las consecuencias de la caída del hombre por el pecado.



3.1. La caída del hombre. Los pactos de Dios con la humanidad.

a) Noción de pacto

El vocablo que el hebreo del Antiguo Testamento usa para “pacto” es berith de la raíz brh que significa cortar y comer, término que connota el rito con que se formalizaba un pacto, y tiene un sentido más amplio que el vocablo griego diatheke, aunque el contenido es el mismo. El término diatheke expresa la condición unilateral de los pactos divinos, en los cuales Dios es el único que concierta el pacto, y el hombre es el único beneficiario, puesto que Dios obtiene la gloria, pero no favor ni beneficio, de parte del hombre, Hechos 3:25; Hebreos 8:10; Hebreos 9:15-16, Hebreos 10:16.

b) Los pactos en el Antiguo Testamento

Los pactos divinos durante las dispensaciones anteriores a la encarnación del Hijo de Dios son los siguientes:

- El Pacto Adámico. En el Paraíso Dios hizo con Adán un pacto implícito, asegurándole la vida eterna a él y a su descendencia, bajo la condición de observar un precepto determinado. Génesis 2:15-25

- El Pacto Prediluviano con Noé. Ante la universal corrupción de la humanidad, Dios decide el fin de todo ser, Génesis 6:13-22, pero manda a Noé construir un arca para que se salve él con su familia (en total, ocho personas), y le dice estableceré MI PACTO contigo. Y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Noé observó fielmente este pacto.

- El Pacto Postdiluviano con Noé. Se encuentra en Génesis 9:9-17, y en él se compromete Dios a no volver a enviar otro diluvio exterminador de toda carne. Cuatro cualidades podemos observar en este pacto, pues es: a) universal, para todo ser viviente; b) incondicional, ya que está expresado en forma absoluta, sin imponer condiciones; e) sin exigencia alguna, puesto que ni siquiera hay una sola ordenanza; d) perenne, porque se establece por siglos perpetuos. La señal de este pacto es el arco iris, cuya colocación en las nubes no depende de la voluntad de los hombres, pues es Dios quien lo sitúa allí.

- El Pacto Abrahámico. Este pacto de Dios con Abraham se halla ya implícito en Génesis 12:1-3, donde se atisba su carácter mesiánico-soteriológico universal, pues Dios asegura que el patriarca será fuente de bendición, en él serán benditas todas las familias de la tierra, con lo que la alusión al Redentor futuro se hace manifiesta. El pacto se hace explícito en Génesis 15:18, y más aún en Génesis 17:1-8,19. Este pacto ya sigue por un cauce restringido, pues de él se excluye a Ismael, Génesis 17:18-21. Está formalizado con toda solemnidad, corno puede verse por Génesis 15:10, que Dios usa el método clásico entre los sernitas para solemnizar un pacto, cortando por la mitad al animal, y pasando las partes contratantes por entre las dos mitades, significando así que se consideraban ligados por el vínculo de una sangre común, al confluir en el medio. El que rompa este pacto, será cortado de Dios. La señal de este pacto es la circuncisión; aunque es muy de notar que el pacto adquiere su fuerza de la promesa, emitida antes de la circuncisión, Romanos 4:9-16; Gálatas 3:6-18, mientras que la circuncisión alcanza a toda la descendencia carnal de Abraham Génesis 17:25, e incluso a los advenedizos.

- El Pacto Mosaico. Este pacto está ya implícito en Éxodo 6:6-8; Éxodo 15:13; 20:2; Deuteronomio 7:8; Deuteronomio 9:26; Deuteronomio 13:5; Deuteronomio 21:8. Explícitamente aparece como pacto en Éxodo 19:5; Éxodo 24:7-8. La forma condicionada que Éxodo 19:5-6; 24:7-8 parecen adoptar, no afecta a la validez del pacto, como si ésta dependiese de la promesa de obediencia por parte del pueblo. Lo único condicionado por la obediencia es el disfrute de las bendiciones que el pacto promete. La característica de este pacto es la santidad que exige del pueblo.

- El Pacto Davídico. El pacto de Dios con David aparece en 2 de Samuel 7:12-17; 2 de Samuel 23:5; Salmo 89:3,4, 26-37; Salmo 132:11-18. Su característica es la mesianidad, Isaías 43:1,6; Isaías 49:8; Isaías 55:3,4; Malaquías 3:1; Lucas 1:32-33; Hechos 2:30-36. Este pacto es incondicional y perpetuo.

c) El Nuevo Pacto

Cuando llega el cumplimiento o consumación de los tiempos, Dios lleva a cabo, mediante Jesucristo, el Pacto de Gracia Marcos 1: 15; Lucas 1:72; Juan1: 17; Gálatas 3:15-16; Gálatas 4:4,21-31; Hebreos 7:18-22. Este Pacto es eterno Hebreos 12:28; Hebreos 13:20 y fue asegurado y garantizado mediante el sacrificio de Cristo en la cruz, Mateo 26:28; Marcos 14:24; Lucas 22:20; 1 de Corintios 11:25; Hebreos 9:15-22. Beneficios característicos de este pacto son: el nuevo ministerio del Espíritu, que es ministerio de gloria; la libertad de los hijos de Dios; y la progresiva transformación en la imagen de Jesús, 2 de Corintios 3:6-18. El hecho de que se le llame también testamento en Hebreos 9:16-17, como expresión de una última voluntad, da la idea de su carácter definitivo. Jesucristo es el mediador y el garantizador de este Nuevo Pacto, Hebreos 7:22. Él es el pacto mismo, Juan 1:17. Por eso, quebrantar este pacto, por incredulidad impenitente, equivale a pisotear al Hijo de Dios y tener por inmunda la sangre del pacto, Hebreos 10:29.

d) La ley de Dios y el pacto de obras

Tras haber expuesto lo que la palabra pacto significa en la Historia de la salvación, resumiremos en pocas palabras la diferencia entre ley y mandato. El precepto o mandato se distingue de la ley únicamente en su extensión, pues mientras la ley se dirige a toda nación o a un Estado, el precepto no se dirige a toda la comunidad, sino a una persona o a un grupo en particular. Por eso, el mandamiento impuesto por Dios a nuestros primeros padres fue un precepto, no una ley. Sin embargo, fue suficiente para establecer un pacto de obras, no sólo con Adán, sino también con todos sus descendientes, en virtud de la solidaridad racial intentada por Dios.

e) El relato de Génesis sobre la caída

Los efectos de la tentación en el ánimo de Eva, conforme allí se describen, son ya consecuencia de un pecado interior, en la raíz de la personalidad, donde se asienta lo que los hebreos llaman “leb” corazón. Este pecado consistió, sin duda, en la opción fundamental de auto suficiencia. Sólo entonces, entra en acción la triple concupiscencia a que se alude en 1 de Juan 2:16, el fruto del árbol prohibido se convierte en deseable, porque, a la vista, ya turbia de Eva, aparece como bueno para comer, (los deseos de la carne); agradable a los ojos (los deseos de los ojos), y codiciable para alcanzar la sabiduría (la soberbia de la vida). La ingratitud, la desconfianza y el egocentrismo se conjugaron para engendrar la trasgresión y la desobediencia, Romanos 5:18-19 de nuestros primeros padres.

3.2. El pecado personal

Como hemos visto, el pecado de nuestros primeros padres, lo mismo que el de Satanás, tuvo su raíz en la autosuficiencia. El diablo tentó a Eva induciéndola a desconfiar de Dios e instigándola a independizarse, para conocerlo y probarlo todo, sin necesidad de revelación ni de conducción por parte de Dios. La rebeldía de nuestros primeros padres produjo así un descarrío, Isaías 53:6 y una contradicción con los criterios y las actitudes de Dios. Isaías 55:8.

a) Noción de pecado

El pecado, es una oposición directa al carácter santo de Dios, se opone también a nuestro verdadero carácter humano, a nuestro destino eterno, a la vida plena que Jesucristo vino a traer en abundancia, Juan 10:10. Es la falta de conformidad con la ley moral de Dios, ya en actos, ya en disposiciones o estado.

b) El pecado en contraste con la santidad

Es la santidad de Dios la que marca el carácter abominable del pecado. El más ligero repaso al Antiguo Testamento, nos convence de que el atributo preponderante en Dios es la santidad, Isaías 6:3.

c) Origen del pecado

El problema del origen del pecado se reduce al problema del origen del mal en su aspecto más radical. Sin embargo, hay una diferencia esencial entre el mal físico y el mal moral. El mal físico es una penalidad que el hombre sufre como consecuencia del pecado original, pues toda la creación ha sido sometida a vanidad y a la esclavitud de la corrupción, hasta que se realice la redención completa de los hijos de Dios, Romanos 8:20-22.

d) Naturaleza del pecado

Según la Biblia el pecado es una clase de maldad moral, como lo demuestran todos los nombres con que la Palabra de Dios lo apellida, Génesis 4:7; Isaías 48:8; Isaías 59:2; Romanos 1:18-32; 1 de Juan 3:4. El pecado tiene carácter absoluto, no sólo porque va contra el bien absoluto, que es Dios, sino también porque no existe una zona neutral entre el mal y el bien, desde el punto de vista ético personal.

e) La universalidad del pecado

Todo ser humano que se halle en pleno uso de su razón, comete pecados y fomenta vicios, esto es, hábitos de pecado. Nos lo demuestra la Biblia, la Historia y la experiencia propia, Romanos 3:21-23, 1 de Juan 1:8-10; 1 de Reyes 8:46; Proverbios 20:9; Eclesiastés 7:20-29; Mateo 6:12-14; Lucas 11:4; Romanos 3:10-20; Gálatas 3:22.

f) La depravación causada por el pecado

La depravación destituye radicalmente al ser humano del verdadero amor a Dios que la ley demanda, pues el hombre caído se ama a sí mismo y a otros seres más que a Dios, y hasta siente aversión hacia Dios, Malaquías 1:6, Juan 5.42. Ello es consecuencia de haber perdido el hombre la semejanza moral con Dios.

g) Culpa y castigo del pecado

La culpabilidad y el castigo son consecuencias del pecado. La culpabilidad es la cuantificación de un acto como merecedor de un castigo, estando obligado el infractor a dar una satisfacción a la justicia de Dios por la violación responsable de la ley. Por eso la ira de Dios, Romanos 1:18, es la reacción del carácter santo de Dios contra el pecado. La justicia de Dios amenaza al hombre pecador, por cuanto éste es digno de castigo. La pena o castigo sigue a la culpa, como la sombra al cuerpo, y consiste en un sufrimiento o pérdida, directa o indirectamente impuestos por el legislador, como vindicación de la justicia ultrajada por la violación de la ley. Desde el punto de vista teológico, la pena es el castigo intimado e impuesto por Dios a causa del pecado.

h) Clasificación del pecado

El pecado original fue un acto personal de Adán y, al mismo tiempo, una depravación de la raza humana por solidaridad racial con nuestra primera cabeza natural y jurídicamente representativa. En este segundo sentido, nos referimos aquí al pecado original para distinguirlo del pecado personal o actual, en el que interviene directa e inmediatamente la propia voluntad de la persona culpable. El original produce una corrupción más profunda en cuanto a la incapacidad en que se halla el hombre caído para levantarse por sí mismo de su lamentable estado de condenación, pero queda contrarrestado en los niños y en los que no han adquirido el uso normal de su razón, por la obra de Jesús en el Calvario, Mateo 19:14. El pecado personal implica mayor culpabilidad, puede producir hábitos viciosos y ahonda la depravación ya heredada Mateo 23:32.

El hombre caído peca por ignorancia inculpable muy raras veces. La Psicología ha descubierto los móviles inconfesables, a veces inconscientes, que subyacen a muchos de nuestros actos pecaminosos de cuya culpabilidad no llegamos a percatarnos del todo. Existe, pues, una especie de ignorancia culpable Mateo 15:14-20; Marcos 8:17-18; Lucas 24:25; Hebreos 9:7, que la Biblia llama explícita o implícitamente insensatez Números 15:29-31; Salmo 139:23-24; Eclesiastés 7:25; 8:11; Isaías 32:6; 42:19; Mateo 7:26; Lucas 12:47-48; Lucas 23:34; Juan 19:11; Hechos 17:30; Romanos 1:30-32; Romanos 2:12; Gálatas 1:7. Llamamos pecados de debilidad a los que, aun cuando revelan corrupción y desorden, tienen la atenuante de precipitación en el juicio o de poca energía en la voluntad. Pecados de presunción son los que se ejecutan con toda premeditación y en los que la voluntad pone su vigor al servicio de una injusticia. En el Salmo 19:12-13, David contrapone los errores a las soberbias. Isaías amonesta a los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, Isaías 5:18, y Pablo habla de los orgullosos, hipócritas, mentirosos y engañadores, que seducen a los débiles Gálatas 3:1; Efesios 4:14; 1 de Timoteo 4:1-3; 5: 24; 2 de Timoteo 3:2-6,13.

Es corriente que la gente se preocupe más de no hacer el mal (pecados de comisión) que de hacer el bien. Sin embargo, para Dios tan pecado es no hacer el bien como hacer el mal. Más aún, el Nuevo Testamento enfatiza el deber de hacer el bien, conforme al nuevo mandamiento del amor, Juan 13:34-35; Juan 15:17, en contraste con el Decálogo, donde 9 de las 11 intimaciones, comienzan por un no. Por eso, la eterna condenación de los impíos, tras el juicio de las naciones a que se refiere Mateo 25:41-46, aparece como consecuencia de cinco pecados de omisión.

i) El remedio al pecado

Toda la Escritura nos dice que el único remedio contra el pecado del ser humano, de todo ser humano, tanto creyente como inconverso, es la sangre de Jesucristo, derramada por nosotros en la cruz. La sangre de las víctimas ofrecidas en el Antiguo Testamento era meramente el medio para una purificación legal, y su fuerza propiciatoria consistía en que tales sacrificios eran figura profética del sacrificio del Calvario Hebreos 9 y 10. Dirigiéndose a los fieles, asegura Juan en 1 de Juan 1:7, la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Hebreos 9:22 concluye de una manera categórica “y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. ¿Por qué dispuso Dios que el perdón de nuestros pecados se efectuase precisamente a través del derramamiento de la sangre de Su Hijo? Creemos que la Santa Biblia nos da clara respuesta a esta pregunta. Si la vida está en la sangre Génesis 9:4 y el pecado se halla incrustado hondamente en nuestra vida desde nuestra concepción, Salmo 51:5, no queda otro medio mejor de vaciarse del propio pecado que derramando la propia sangre. Ahora bien, una sangre contaminada por el pecado no hubiese podido aplacar la ira de Dios ni borrar una mancha con su propia contaminación. Por eso, hemos necesitado un sustituto santo, inocente, sin mancha, apartado (moralmente) de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos, Hebreos 7:26. La limpieza de Su sangre hizo aceptable el sacrificio, y su condición divina aseguró un precio infinito.

3.3. Los efectos de la caída en el hombre y en la mujer

Una vez al caer, el hombre obtiene como consecuencias el extrañamiento de Dios Génesis 3:8, extrañamiento de sí mismos como nos refiere Génesis 3:7, extrañamiento del prójimo, como se devela en las tres preguntas hechas por Dios a Adán y Eva en Génesis 3:9-11, la sentencia de Dios que, en primer lugar, pronuncia su maldición sobre la serpiente, segundo la sentencia contra la mujer y tercero la sentencia impuesta a Adán. Por ello, al hombre tener conciencia de pecado, a la vez obtiene la pérdida de la integridad.

3.4. El valor del ser humano

A pesar de la caída, Dios valoriza al ser humano, de no ser así, no hubiese enviado a su Hijo a morir por él. Cuando leemos Éxodo 20:1-17, en donde Dios da las leyes a Moisés, encontramos allí, un grupo de diez principios que Dios valora en sí y por consiguiente en el hombre, estos son:

• Valora la persona, versos 1-6.

• Valora el nombre, la reputación, verso 7.

• Valora el descanso, versos 8-10.

• Valora el trabajo, verso 11.

• Valora la familia, verso 12.

• Valora la vida, verso 13.

• Valora la pareja, verso 14.

• Valora lo ajeno, el respeto a la propiedad privada, Verso 15.

• Valora la verdad, verso 16 y

• Valora la propiedad, verso 17.

3.5. Características del ser humano antes de la caída

Cuando Dios crea al hombre, estableció en él ciertas características peculiares, estas son:

• El hombre fue creado para tener compañía.

• Fue creado para tener comunión.

• Fue creado para procurar comunión.

• Creado para mantener parentesco, con su pareja, familia, prójimos.

• Fue creado con carácter moral; y

• Creado con capacidad inmortal (como criatura creada, no como Dios).

3.6. Comparación entre la vida árida y la vida fructífera: Colosenses 2:6-7

Cuando leemos Colosenses 2:6-7, encontramos que el rechazo, el temor, el espíritu no perdonador, la rebelión y la incredulidad son consecuencias y efectos de la vida árida. En cambio, la libertad, la aceptación, la sumisión, el espíritu perdonador y la fe, son consecuencias y efectos de una vida fructífera.



Objetivo 4.- Conocer sobre la relación de hombre y mujer en la creación.

4.1. Constitución de la naturaleza del hombre y la mujer: espíritu, alma y cuerpo.

Dios creó al hombre y a la mujer con un espíritu, el cual tiene contacto con el mundo espiritual, es en donde mora el espíritu del mismo Dios. El espíritu a la vez contiene la intuición, la conciencia y la comunión. La conciencia es la puerta del espíritu al espíritu de Dios, ésta dicta lo bueno y lo malo, produce la culpabilidad, es la puerta al mundo espiritual interno y el pecado la cauteriza. En cuanto a la intuición, es la parte conocedora del ser humano, con ella percibimos o sentimos cosas o circunstancias extrañas. La comunión, es dada para tener y mantener una unión directa con Dios, ésta no se puede tener sin honestidad y franqueza. Aparte del espíritu, tenemos un alma que comprende las emociones, sentimientos, la mente y la voluntad del ser humano. Es el asiento de la personalidad del hombre. Allí, encontramos su intelecto y su entendimiento. La voluntad es el derecho de elección que tiene el ser humano, es su libre albedrío, sus deseos y sus pasiones. La mente, es la parte pensante, el intelecto, nuestro archivo de acciones, palabras e intenciones. Nuestras emociones son la intensidad de nuestros sentimientos y los sentimientos son las acciones del sentir del ser humano. Son los recipientes de las impresiones externas e internas, como la tristeza, la alegría, la melancolía, la ira, el odio, el enojo y el dolor. En cuanto al cuerpo, es el “vehículo” con el cual entramos en contacto con el mundo físico, dominado por los cinco sentidos, mediante el cual nos comunicamos con el mundo exterior. Nuestros sentidos son las facultades mediante las cuales percibe el hombre la impresión del mundo exterior. Los sentimientos se expresan a través de los sentidos en nuestro cuerpo, la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto, Santiago 2:26; Eclesiastés 7:9.

El esmero y dedicación que Dios pone en la creación del ser humano es mayor que la extendida al resto de la tierra. Dios por primera vez, en todo el relato de Génesis, se involucra tan personalmente, esto nos abre los ojos acerca de lo importante que somos para nuestro Creador.

4.2. Tipología del hombre según las Escrituras: el hombre original, el hombre natural, el hombre carnal y el hombre espiritual.

En el desarrollo de la doctrina sobre el hombre en las Sagradas Escrituras, encontramos cinco tipos del ser humano, el primero es el que la Palabra divina llama o da a conocer como el hombre original, este es Adán al ser creado, el ser humano antes de la caída. Luego en su desarrollo vemos al hombre original al momento de caer y los efectos de la caída, tanto en él como en su compañera. Luego tenemos al hombre natural, que encontramos en 1 de Corintios 2:14: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” El hombre carnal es el hombre caído que vive en la carne, en sus deseos y pasiones. Le sigue el hombre carnal, mencionado en 1 de Corintios 3:3,” porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” Este es aquél que vive no “en la carne” sino según la carne, o sea, a conveniencia, según le parezca y a veces trata de vivir conforme a Dios. Y por ultimo nos habla del hombre espiritual 1 de Pedro 2:5: “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” Este es aquel hombre que se arrepiente de su pecado, es regenerado por el Espíritu Santo y vive “en y según el Espíritu Santo”, como Dios dictamine en Su voluntad.

4.3. Naturaleza moral del hombre: facultades específicas.

Las facultades morales específicas del hombre son tres: inteligencia razonadora y reflexiva, que le proporciona discernimiento y autoconciencia; sentimiento o sensibilidad, que le suministra apreciación de la belleza; y voluntad capaz de auto determinación espontánea hacia una decisión responsable. Por medio de estas tres facultades, el hombre puede captar la verdad, la belleza y el bien. Estas facultades hacen del hombre un ser moral.

4.4. Estado original del hombre

A lo largo de las Escrituras, y en particular en el Libro de Levítico 11:44, Levítico 19:2, el carácter personal de Dios se especifica sobre todo por la santidad. Por eso, la imagen de Dios en el hombre adquiere peculiar relieve en la justicia o rectitud original Eclesiastés 7:29. El “era bueno en gran manera” de Génesis 1:31, sigue inmediatamente a la creación de la primera pareja humana. Por su parte, en Efesios 4:24 y Colosenses 3:10 nos dan idea de que Jesucristo nos renueva a nuestra primera condición. Por tanto, Adán, el primer ser humano, era positivamente bueno, no moralmente neutral o meramente inocente.

Así pues, el hombre lleva la imagen de Dios en su personalidad dorninadora, libre, responsable, inteligente y creadora (cualidades que no se pierden, aunque se deterioren, por el pecado original); pero lleva, sobre todo, la semejanza con Dios en la rectitud o santidad en que fue creado, puesto que todas sus facultades estaban entonces orientadas hacia el bien, aunque su libre albedrío tenía la capacidad de inclinarse hacia el mal.



Objetivo 5.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia en relación al hombre.



ASIGNACIÓN PERMANENTE:

• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca del hombre?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca del hombre como creación de Dios?

BIBLIOGRAFÍA

El hombre su grandeza y su miseria, Autor: Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Curso de Formación Teológica Evangélica Tomo III